#VacúnaTE

Las personas vacunadas mantienen sus derechos humanos y no se convierten en “patentes”

MADRID
SERVIMEDIA

Las personas vacunadas contra la Covid-19 mantienen sus derechos humanos intactos y no se convierten en “patentes” de las compañías farmacéuticas, como afirma falsamente una imagen viralizada en Internet.

"Los vacunados con ARN ya no tienen Derechos Humanos ni del Estado. Son Patentes de la Corporación que diseñó el fármaco", afirma una imagen viral desinformadora antivacunas. Sin embargo, ni las vacunas de ARN mensajero alteran el genoma humano ni las personas vacunadas pueden ser patentadas por nadie ni pierden sus derechos humanos por recibir la vacuna.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la Covid-19 con el apoyo de Google News Initiative.

Esta imagen surge del bulo ya desmentido, según el cual las vacunas de ARN mensajero alteran nuestro ADN. Este tipo de vacunas, en vez de introducir el antígeno (el propio coronavirus atenuado o desactivado o una parte del virus como una proteína), introducen una secuencia de ARN con las instrucciones para producir el antígeno. Una vez que esto ocurre, el resto del proceso es igual que en cualquier otra vacuna: el sistema inmune desarrolla los anticuerpos específicos para combatir ese antígeno y a partir de ahí lo recordará por si vuelve a aparecer para poder neutralizarlo.

"El ARN mensajero es una molécula intermediaria entre el núcleo (donde está el ADN) y el citoplasma, fuera del núcleo de la célula, que es donde se fabrican las proteínas. Al utilizar ARN mensajero estas vacunas le están proporcionando a las células las instrucciones para que estas fabriquen proteína S del coronavirus. Nada más. Estas moléculas de ARN mensajero son extraordinariamente lábiles [frágiles], y desaparecen muy rápidamente tras ser usadas para producir proteína S", explicaba Lluís Montoliu, investigador científico del CSIC y del Ciber de Enfermedades Raras en el Centro Nacional de Biotecnología y presidente del Comité de Ética del CSIC.

Las vacunas de ARN mensajero no podrían de ninguna forma interferir en la secuencia de ADN de nuestras células. El motivo es que, a diferencia del ADN que se encuentra en el núcleo de la célula, el ARN se encarga de llevar las instrucciones a la maquinaria celular que se encuentra fuera del núcleo y luego desaparece. "El ARN se administra, se usa y desaparece, se destruye y degrada por la propia célula, y ahí acaba su viaje. Son unas vacunas, las de ARN, que se consumen y desaparecen. Una vez usadas ya no están más ni pueden convertirse en ADN para modificarlo", contaba Montoliu.

Para ello, como explican los autores de un artículo publicado en la revista ‘Journal of Immunology Research’, "el ARN no necesita entrar en el núcleo durante el proceso y por eso no hay riesgo de que se integre en el genoma".

En otro vídeo de Chinda Brandolino, una desinformadora habitual sobre las vacunas contra el coronavirus y la pandemia, se afirma que en 2013 una corte de Estados Unidos concluyó que el ADN humano no se puede patentar "porque es producto de la naturaleza pero si está alterado genéticamente se patenta" y que cuando una persona se vacuna "es una persona transgénica, transhumana y legalmente en el derecho internacional será propiedad del dueño de la patente y por ser transhumana no será considerada humana con los derechos humanos que conocemos".

El fallo de 2013 es una sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos que dictó que un gen natural no era patentable, ya que se encontraba en la naturaleza, pero sí permitió que un nuevo gen complementario del ADN desarrollado en el laboratorio fuese patentado. Pero las leyes de Estados Unidos prohíben las patentes sobre organismos humanos, fetos y embriones, explicó Joseph Carvalko, profesor de Derecho, Ciencia y Tecnología y Bioética en la Era de la Aceleración Tecnológica en la Universidad de Quinnipiac, y presidente del Grupo de trabajo sobre Tecnología y Ética del Centro Interdisciplinario de Bioética de la Universidad de Yale a AFP Factual, miembro de la International Fact-Checking Network (IFCN) a la que también pertenece Maldita.es.

Carvalko dijo también a AFP Factual que no conocía casos en los que una persona a la que se le ha hecho una intervención médica se convierta en “propiedad” del titular de su patente: "Las patentes sólo son útiles si el propietario puede impedir que otros fabriquen, utilicen o vendan, es decir, empleen el artículo patentado”.

Una vez aclarado que las personas, tampoco las vacunadas, pueden ser patentadas, toca explicar por qué las personas vacunadas tampoco pierden derechos humanos por hacerlo, como afirma el bulo. Dado que ni las personas vacunadas ven alterado su ADN ni esto supondría que fuesen patentados por el fabricante de las vacunas, tampoco pierden sus derechos humanos por vacunarse.

De hecho, la Declaración Universal de Derechos Humanos no incluye nada referente a vacunas, a patentes o cambios en su genoma. Además, esa declaración aclara que los humanos no pueden perder sus derechos humanos, como aclara en su artículo 2: "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición". Por lo tanto, las personas vacunadas no pierden derechos humanos por vacunarse.

Para denunciar bulos relacionados con la desinformación de las vacunas contra la Covid-19, Maldita.es dispone de una canal de WhatsApp a través del número +34 644 229 319 para que cualquier persona pueda comprobar automáticamente casos de desinformación que llegan a través del teléfono u otras vías.

(SERVIMEDIA)
14 Jul 2021
CLC