En conversaciones con Servimedia, la vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas, y el secretario de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo de CCOO, Carlos Gutiérrez, reconocieron que la vuelta a las oficinas se está produciendo de forma progresiva, y afirmaron que la “imagen real” sobre la implementación del teletrabajo se dilucidará una vez cese la crisis sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus.

Según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) divulgados por el Instituto Nacional de Estadística, el número de personas que realizaron su actividad laboral desde su domicilio disminuyó hasta 3.015.200 trabajadores, el 9,4% total de asalariados. En el segundo trimestre de 2020, esa misma cifra se situó en 2.633.000 personas, el 16,2% del total.

“Lo que está habiendo es una progresiva vuelta a la oficina. Desde que irrumpió la pandemia, que dio lugar a un paso masivo al teletrabajo, ha habido una progresiva vuelta a la oficina con medidas de flexibilidad y esta tendencia seguirá”, explicó Gutiérrez.

Por su parte, Antoñanzas aseguró que la evolución del teletrabajo a corto plazo dependerá del desarrollo de la pandemia, ya que podría volver a extenderse como consecuencia de una nueva ola de coronavirus. No obstante, se mostró segura de que los niveles de teletrabajo serán inferiores a los de otros países europeos tras la crisis sanitaria.

En esta línea, Gutiérrez afirmó que España “no es un país proclive para extender el teletrabajo, algo que se evidencia con los niveles previos a la pandemia”. “Tiene que ver con una gestión empresarial que está basada en el presencialismo y la desconfianza respecto al trabajador”, prosiguió el representante de CCOO, quien también señaló que la “mayoría” de los trabajos no pueden realizarse a distancia.

“Se produjo una sobrevaloración y hubo un debate sobre si el teletrabajo había llegado para quedarse y si España tenía que ser un receptor de trabajadores nómadas. La realidad es más compleja y pone las cosas en su sitio”, concluyó Gutiérrez.

Sin embargo, tanto UGT como CCOO opinan que un modelo híbrido que compagine presencialismo y teletrabajo podría imponerse a lo largo del tiempo, “sobre todo cuando acabe la pandemia”, como bien señaló Antoñanzas.

PYMES, MÁS DIFICULTADES

Otro de los puntos en los que UGT y CCOO se mostraron de acuerdo fue en la dificultad que tienen las pequeñas y medianas empresas para implementar el teletrabajo. Por ello, Antoñanzas vaticinó que la reincorporación a las oficinas será mayor en las pymes.

Por otro lado, Gutiérrez admitió que es “difícil implementarlo”, pero apostó por hacer un “trabajo pedagógico” para conciencirlas de que las fórmulas de trabajo híbrido son “adecuadas” desde la perspectiva del empresario. “Sabemos que los trabajadores están más cómodos si teletrabajan con una garantía de derechos, lo que afecta de forma positiva sobre la productividad”, terminó.

Por sectores, Antoñanzas y Gutiérrez reconocieron que hay actividades en las que es imposible teletrabajar (entre ellas, la hostelería), pero aseguraron que ya existen convenios sectoriales en la banca o las compañías de seguros, que ya han adaptado su normativa del teletrabajo a la nueva regulación.