La ONG emitió un comunicado en el que definió como positivo la reunión que mantuvieron esta semana la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el presidente de Murcia, Fernando López Miras. Sin embargo, deploró que este encuentro entre ambas administraciones no tuviera lugar en 2016 cuando se escribió el “primer episodio de ‘sopa verde’” en el Mar Menor.

En ese sentido, Julio Barea, doctor en Hidrogeología y responsable de la campaña de agua de Greenpeace, juzgó un “error” no haber seguido las recomendaciones del dictamen del Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor, organismo dependiente de la Región de Murcia, y del Estudio de Impacto Ambiental Vertido Cero, aprobado por el Ministerio de Transición Ecológica.

“Las pautas científicas para salvar la laguna ya están sobre la mesa y pondrían freno al colapso y esperemos que las decisiones no vayan en la línea de salvaguardar los intereses del lobby del agua”, advirtió.

Por su parte, Greenpeace volvió a acusar al trasvase Tajo-Segura como el “origen de la muerte de la laguna”, ya que “el exceso de agua, generado principalmente por el aporte” de esta obra hidráulica, “trajo consigo un desarrollo exponencial de la agricultora de regadío intensiva e industrial, basada en agrotóxicos, y su consiguiente contaminación” de la laguna.

Por último, dejó claro que “no habrá solución al problema, sin establecer un trasvase cero a la zona” y concluyó dejando claro que “salvar la laguna pasa por salvar también a la agricultura tradicional de Murcia y de los pequeños agricultores de la zona”.