En este sentido, el prelado compostelano abogó por un "cambio de forma de vida", cimentado en la "limitación de la avidez", el "cuidado de las cosas" -y no su "sustitución compulsiva"- y una "moderación basada en la virtud".

Barrio apostó por lo que denominó "economía del don", que consiste en "una vida basada en la generosidad mutua y el diálogo". De este modo, recomendó "explorar maneras diferentes" de vivir, más allá de caminos "ya trillados".

Al respecto, Barrio insistió en que resulta "imposible sentirse feliz en todo momento". "No podemos confundir plenitud y felicidad con placer y confort", subrayó, al tiempo que animó a los ciudadanos a "pasar del yo al nosotros" y abandonar el afán del "beneficio rápido".

Asimismo, censuró el "hundimiento de valores como el sacrificio" y el "espíritu crítico", e hizo una llamada a la "esperanza", asentada sobre "el enfado y el valor".

Citando al Papa Benedicto XVI, Barrio defendió un "ensanchamiento de la razón económica que de cabida al peso de la persona", para así "liberarla de la jaula de la tecnocracia y el materialismo". Además, aseguró que la actual crisis es de "significado y valores" antes que económica.

REFORMA DEL CÓDIGO PENAL

Sobre la reforma que baraja el actual Gobierno central para que los gobernantes que dejen un elevado déficit tras su gestión deban responder ante la Justicia, Barrio consideró que "si algo no ha funcionado, hay que tratar de buscar la forma de que funcione".

Por su parte, el alcalde de Santiago, Gerardo Conde Roa, valoró esta propuesta positivamente, resaltando que el Ejecutivo español "hace bien en tomar medidas en ese sentido". Conde fue el encargado de presentar la conferencia del arzobispo.

El regidor insistió en que el anterior gobierno local "despilfarró" los fondos de las arcas municipales, por lo que ha puesto en marcha una auditoría interna destinada a que los compostelanos sepan "quién es el responsable de cada euro gastado en este ayuntamiento".

Conde Roa, que fue el encargado de presentar a Julián Barrio, destacó especialmente el "empeño y dedicación" que el arzobispo puso en un año como 2011, de "singular significación" para la capital gallega, ya que se conmemoró el octavo centenario de la consagración de la catedral compostelana.