Día sin alcohol

Aitor, alcohólico en rehabilitación: “Ahora tengo respeto hacia mí mismo y he tomado las riendas de mi vida, pero no me confío”

- Llama a “no banalizar” el consumo de una sustancia que “puede arruinar vidas”, al igual que piden Alcohólicos Anónimos, Socidrogalcohol y expertos de la Clínica López Ibor

MADRID
SERVIMEDIA

El 16% de la población española de 15 a 64 años realizó el año pasado un posible consumo de riesgo de alcohol, siendo mayor en hombres (17,3%) que en mujeres (14,8%), según el estudio del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones ‘OEDA-Covid 2020’. El Informe 2021 de dicho observatorio sobre alcohol, tabaco y drogas ilegales en España revela, además, que el 4,2% de los españoles de entre 15 y 64 años estaría realizando un consumo “de riesgo” de esta sustancia, la droga legal más consumida en el país, junto al tabaco.

Hasta hace un año y un mes, entre ellos se encontraba Aitor (nombre ficticio), un joven toledano de 35 años que comenzó a “coquetear” con el alcohol a los 16 años y con la cocaína a los 18, pero que ahora ha “recuperado” la “conciencia” y el “respeto” hacia sí mismo y ha logrado tomar las “riendas” de su vida, aunque sin “confiarse”, pues, a su juicio, esta sustancia “puede arruinar vidas”, tal y como recordó en declaraciones a Servimedia coincidiendo con la celebración, este lunes, del Día sin alcohol, auspiciado de forma oficiosa por diversas asociaciones de prevención y atención.

Tras mostrarse “contento” por llevar un año y un mes “en abstinencia”, reivindicó una “mayor concienciación de que el alcohol es un tóxico y una droga que puede arruinar vidas y te va arrebatando todo” y quiso “animar” a las personas con problemas de alcoholismo a que “realmente tomen las riendas de su vida y afronten la enfermedad”.

Él lo ha logrado casi 20 años después de su inicio en el consumo de ambas sustancias, que se produjo en el seno de su grupo de amigos “de toda la vida” y que pasó a convertirse en una adicción cuando comenzó a trabajar como DJ durante los fines de semana mientras estudiaba Administración y Dirección de Empresas, según confesó, convencido de que el entorno “influye mucho” y de que en el suyo la cocaína y el alcohol “estaban muy presentes”.

Al concluir su etapa universitaria, empezó a consumir “de una manera más habitual”, hasta el punto de que llegó a sentir incluso “vergüenza” de sí mismo y la situación empeoró cuando, a sus 30 años, falleció su único hermano. Esa tragedia le hizo refugiarse “totalmente” en su adicción y consumir “de una manera desproporcionada, diariamente” para “evadirse de todo”, si bien, según su experiencia, dicha evasión, “al final, se convierte en una cárcel, porque te va pidiendo cada día más”.

AUTODESTRUCCIÓN

“En mi caso, el principal motivo de cambio fue la sensación de autodestrucción que yo sentía conmigo mismo, porque sabía que me estaba matando. Aunque miraba hacia otro lado, he sido consciente de mi problema desde el primer día y en los últimos tres años de mi vida era consciente de la autodestrucción que estaba sufriendo, pero estaba metido en un círculo y no era capaz de parar”, afirmó.

Tenía 33 años cuando, animado por dos de sus amigos y su novia, que le acabó dejando porque “no quería ser cómplice” pero que ahora, con el paso del tiempo, se ha convertido en un “apoyo fundamental”, decidió pedir ayuda en un Centro de Atención Integral al Drogodependiente (CAID) de Madrid y, posteriormente, coincidiendo con el inicio de la pandemia, a la Asociación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación de Illescas y Familiares, donde actualmente acude a terapia cuatro días por semana, al principio acompañado de sus padres y ahora, de su pareja.

“Lo he conseguido, pero cuesta mucho porque los cambios que tienes que hacer son muy profundos, no solo es dejar de consumir, sino cambiar muchas cosas de tu estilo de vida y eliminar muchísimas relaciones con amigos de toda la vida que realmente a mí no me han hecho nada, porque el problema es mío”, admitió, al tiempo que se mostró convencido de que uno de los “cambios más importantes” que ha tenido que afrontar ha sido alejarse “totalmente” de su antiguo círculo de amistades.

Aitor reconoció que superar una adicción “solo es muy difícil, porque, cuando estás al cien por cien metido en ella, la sensación de soledad es muy grande” e insistió en que, a pesar de las “recaídas” y las “luchas internas, sobre todo mentales, porque no quieres consumir pero el cuerpo te lo pide”, en la actualidad está “muy contento” porque ha “recuperado la autoestima” y ha construido “un entorno en el que el consumo no existe”.

UN BICHO RARO

Todo ello, en gran medida, gracias a la asociación, que le ha ayudado a “tener ciertas reglas y aprender a dejar de consumir”, tomando “ciertas precauciones” sin sentirse “un bicho raro”.

“Yo tengo muy asumido que soy un enfermo adicto y que lo seré siempre”, afirmó, para, a continuación, compartir su intención de “devolver” a la sociedad la ayuda que él ha recibido y que le ha permitido “cambiar radicalmente” su vida.

Desde esa nueva vida, Aitor reclamó una “mayor concienciación de que el alcohol es un tóxico y una droga que puede arruinar vidas” y cuya ingesta “está muy banalizada” y defendió la importancia de acabar con la “estigmatización” de las personas que tienen esta enfermedad, a quienes quiso lanzar “un mensaje de esperanza de que se puede salir, pero es fundamental pedir ayuda porque de esto no se sale solo”.

En la misma línea, el presidente de Alcohólicos Anónimos, Luis Villota, cuya organización cuenta con 600 grupos de apoyo en toda España, apuntó que dos tercios de los enfermos con esta adicción que pide ayuda logra salir de ella y urgió, como principales “retos” pendientes, a aumentar la “noción de riesgo” sobre el consumo de una sustancia con “potencial adictivo”, implementar intervenciones de tipo social para los adictos “a muy largo plazo para modificar hábitos que se desarrollan en los ámbitos sociales y que dirigen al consumo” así como a apostar por modelos de “acompañamiento” como el islandés, que ha conseguido “implicar” a las familias de adolescentes para evitar esta problemática.

Por su parte, el presidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), Francisco Pascual, aseveró que se trata de una adicción que provoca “daños físicos, psíquicos, sociales, laborales” cuyo abordaje “requiere un enfoque multidisciplinar” para proporcionar al afectado una “vida sea “más completa” con la ayuda, en caso necesario, de fármacos, apoyo psicológico, grupos de ayuda mutua o internamiento en comunidades terapéuticas o unidades hospitalarias de desintoxicación para evitar cuadros de síndrome de abstinencia graves.

Finalmente, desde la Clínica López Ibor, el psicólogo especialista en adiciones Pedro Neira alertó de un “repunte” de las consultas por adicción de esta “peligrosa sustancia tan normalizada en nuestra sociedad”, lo que, a su entender, “facilita incluso que la tratemos de manera muy distinta al resto de sustancias adictivas y de abuso”, lo cual, según su punto de vista, “interfiere en los tratamientos”.

(SERVIMEDIA)
14 Nov 2021
MJR/nbc