Así lo advirtió Garzón en una entrevista en ‘La Hora de La 1’ recogida por Servimedia y en la que señaló que “cualquier tipo de acoso o cualquier tipo de persecución, cualquier tipo de presión en esos términos, desde luego tiene que ser absolutamente condenable”. Según estableció, “en democracia todos podemos y debemos expresar nuestras opiniones en plena libertad y esto es lo que esta familia tiene que poder hacer y cuando hay gente que les restringe esa posibilidad, lo que está haciendo no es sólo restringir la posibilidad de esa familia, sino atacar uno de los cimientos de la democracia; esto tiene que quedar absolutamente claro”.
Al margen de ese rechazo a las presiones, el ministro se refirió a lo que considera “la cuestión sustantiva” y precisó que él no comparte “el criterio que utiliza esta familia” porque no cree “que el español esté en peligro en ninguna parte de nuestro país”. Es más, abundó, “el español, de hecho, goza de enormes privilegios frente a otro tipo de lenguas, no sólo la catalana sino otra serie de lenguas de nuestro diverso y rico país, que evidentemente tenemos que proteger y preservar porque son minoritarias, y eso es lo que a lo largo de las últimas décadas se ha institucionalizado, por ejemplo en Cataluña, y ha funcionado bien”.
“Cualquiera que haya estado en Cataluña, y sobre todo los que son de allí, saben perfectamente que cuentan con una especie de ventaja sobre otras partes del país, y es la posibilidad de desarrollar toda su identidad, toda su vida, todas sus relaciones sociales, en varias lenguas. En el castellano, que naturalmente todos los catalanes lo saben usar perfectamente y lo pueden usar perfectamente, pero además en esa riqueza del catalán”, reflexionó.
Para Garzón, “aquí se insertan determinadas polémicas que son instrumentalizadas por esa parte de esa derecha estrecha que realmente a lo que tiene es alergia a la diversidad, lo que tiene es una obsesión con que España es una visión chiquitita, en la que sólo caben unos pocos, que son casi siempre los mismos desde hace muchas décadas, y que todo lo demás es peligroso”.

“Esa concepción es la que utilizan los partidos de derechas, y evidentemente eso enturbia la circunstancia, y, naturalmente, lo que tenemos que hacer es volver a canalizar estos debates dentro de instrumentos políticos”, añadió. “Y eso quiere decir política, no quiere decir ni resoluciones judiciales ni, desde luego y muchísimo menos, acoso o cualquier tipo de instrumento de coerción sobre una familia que debe poder expresar con plena libertad todas sus opiniones, incluso aunque algunos de nosotros no las compartamos”.