En su intervención ante la V Conferencia de Presidentes, facilitada por fuentes del Gobierno vasco, López manifestó que hay que cambiar el reparto propuesto entre Gobierno central y las comunidades, pues, en su opinión, “no es justo ni realista que del 4,5% permitido para 2013, un 3,8% se quede en la Administración central y un 0,7% en las autonomías”.

Porque, para López, las autonomías son las “grandes prestadoras” de servicios y, por lo tanto, las que “soportan un mayor gasto público”, razón por la que señaló que “deberían recalcularse” los techos de endeudamiento vivo permitidos a cada una de las regiones.

Según el lehendakari, el problema fundamental del desajuste fiscal en España se produce no por los gastos, sino por los ingresos, que han caído “de forma dramática” en los últimos años. Manifestó su convencimiento de que España “necesita hacer una reforma fiscal en profundidad que nos vaya acercando a la media europea en presión fiscal”.

Entre tanto, enjuició que “coyunturalmente hay que subir los impuestos a quien más tiene, empezando por un impuesto de grandes fortunas”, según trasladó a Mariano Rajoy y al resto de presidentes autonómicos. Apostó por el máximo consenso en la toma de decisiones políticas, tras aseverar que “el sálvese quien pueda no funciona, porque o salimos todos juntos o no sale nadie”.

Sobre Europa, dijo que “es evidente que sus decisiones delimitan nuestra capacidad de maniobra” y “es obvio que también comparto el objetivo del equilibrio presupuestario y el control del déficit”. “Ya sé que uno no puede gastar más de lo que ingresa permanentemente, porque eso, tarde o temprano, te lleva a la quiebra, pero no comparto cómo está planteada la consecución de este objetivo”.

A su juicio, las medidas “exclusivamente antidéficit” comportan “más deuda, mayor recesión económica, mayor desempleo y desmantelamiento del Estado del bienestar”. Por eso, pidió a Rajoy que reivindique en Europa “con mayor fuerza, buscando las alianzas que sean necesarias, la flexibilización de los plazos para el reequilibrio presupuestario y medidas de impacto, con planes reales, para el crecimiento económico”.

“No se pueden soportar por más tiempo medidas que solo hacen inversiones enormes para poner a resguardo a las entidades financieras, mientras se pone a la intemperie a la ciudadanía y a nuestro tejido productivo recortando todo vestigio de inversión pública. Creo que es la hora de alzar la voz en Europa; y si así lo hace, tendrá todo mi apoyo”, sentenció.

Por otra parte, advirtió de que “no se pueden parar las inversiones públicas de repente, y mucho menos recortar de forma brusca las inversiones en conocimiento, investigación e I+D. Esto sería nuestro suicidio económico”.

Recordó que España no podrá competir en mano de obra barata, “ni queremos; vamos a poder competir con productos de alto valor añadido, por su tecnología y calidad. Y para ello es imprescindible invertir”.

“El futuro de nuestro país”, agregó, “su competitividad, su capacidad de internacionalizarse en un mundo globalizado, y por tanto, su éxito, está en la educación y en la generación de conocimiento. Por eso, nuestra obligación es, siendo austeros en estos servicios, reforzarlos y no desmantelarlos”, concluyó.