Discapacidad. La UNED y la Universidad de Kansas realizan un estudio sobre el estigma de las personas de talla baja

MADRID
SERVIMEDIA

Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned), en colaboración con la Universidad de Kansas (Estados Unidos), han analizado las estrategias que emplean las personas que tienen talla baja desproporcionada como fruto de unas mutaciones genéticas denominadas condrodisplasias para hacer frente al estigma social asociado a su condición.

El trabajo, publicado en la revista 'Rehabilitation Psychology', revela que resulta igual de efectivo sentirse parte de un grupo de iguales que someterse a una operación de alargamiento de extremidades.

"Mientras la estrategia de afrontar la condición basada en la identidad colectiva es efectiva en Estados Unidos, la otra alternativa, apoyada en el alargamiento quirúrgico, lo es en España", asegura Saulo Fernández, investigador del departamento de Psicología Social y de las Organizaciones de la Uned y autor principal del trabajo.

Ambas estrategias amortiguan el efecto negativo de la discriminación en el plano psicológico, aunque a través de mecanismos diferentes.

Para llevar a cabo el estudio, los expertos contaron con 145 personas de Estados Unidos y 63 de España, todas con esta condición genética. De los norteamericanos, solo tres participantes se habían sometido a la operación de alargamiento, mientras que los españoles del experimento que habían pasado por quirófano llegaban a 20.

"El alargamiento quirúrgico no es frecuente en Estados Unidos pero sí en España, donde la mayoría de los niños que nacen con acondroplasia -la causa más común de esta talla baja- se someten a la operación", explica Fernández.

Mediante cuestionarios 'online', distribuidos por las dos asociaciones más importantes de ambos países, los investigadores analizaron la altura (de entre menos de 1 y 1,40 metros), el bienestar psicológico, la discriminación, la frecuencia de contactos positivos con el grupo y la existencia o no de intervención quirúrgica en los participantes.

"Los resultados confirman que, aunque el diferente uso de la cirugía influye en la altura de los pacientes de cada país, no hay diferencias significativas en el bienestar psicológico de estas personas", señalan los investigadores en el trabajo, que apuntan también que esta conclusión se extiende por igual a hombres y mujeres.

La investigación mantiene que, en Estados Unidos, las personas con acondroplasia recurren al sentimiento colectivo positivo para afrontar su día a día, descartando la cirugía, "en parte, porque allí existe una larga tradición de crear y cuidar colectivamente a un grupo".

(SERVIMEDIA)
26 Nov 2012
IGA/man