La exhortación está dirigida a los obispos, presbíteros, diáconos, consagrados y fieles laicos católicos con el objetivo pastoral de abordar “el anuncio del evangelio en el mundo actual”.

Con este texto, el primero oficial de su pontificado, el Papa invita a los creyentes católicos a “una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”.

Según informó el Servicio Vaticano de Información, se trata de un fuerte llamamiento a todos los bautizados para que, con fervor y dinamismo nuevos, lleven a los otros el amor de Jesús en un “estado permanente de misión”, venciendo “el gran riesgo del mundo actual”: el de caer en “una tristeza individualista”.

El Papa invita, asimismo, a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”. El Pontífice piensa también en “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización”.

Son muchos los temas abordados en las más de 220 páginas redactadas por Francisco, como la búsqueda de una Iglesia menos individualista, en la que los jóvenes tomen un papel más relevante en un mundo dominado por el sistema económico actual “injusto en su raíz”, basado en “la ley del más fuerte”.