Según informó el Instituto Armado, todos los asaltos se habían producido entre los meses de mayo y octubre y habían sido cometidos por tres jóvenes.

Los agentes cotejaron varias denuncias presentadas, en las que pudieron encontrar puntos comunes entre ellas. En todos los casos las víctimas habían sido abordadas por tres varones de origen magrebí dentro de una zona muy concreta de Villalba. Uno de los ladrones se colocaba detrás de la víctima para intimidarla y conseguir así que sus dos cómplices pudieran sustraer los efectos personales que quisieran. En algunas ocasiones, se llegaron a utilizar armas blancas para aumentar la intimidación, y en otras, el procedimiento del robo incluía el método del "tirón".

Gracias a la descripción que aportaron los denunciantes, los agentes pudieron acotar el número de sospechosos, que se vio considerablemente reducido al recibirse una información que les llevó hasta un centro de acogida de menores de la localidad, donde pudieron identificar a dos de ellos cuyo nivel de vida no era acorde con su estado.

Una vez que varias víctimas hubieron identificado a estos dos jóvenes como los autores de los asaltos que sufrieron, se intensificaron las investigaciones de su entorno, que permitieron conocer que se relacionaban con otros dos varones, residentes en una casa "okupa". De nuevo, varias víctimas identificaron a dos de estos varones como los ladrones que les sustrajeron sus efectos.

Los agentes detuvieron a tres de los sospechosos, ya que el cuarto logró huir de España.