Jáuregui presentó este viernes en Madrid su libro 'El país que seremos. Un nuevo pacto para la España posible', escrito e impreso antes de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 25 de mayo, aunque no ha querido hacerlo público hasta ahora.

El libro hace un diagnóstico de lo que considera una "crisis múltiple" de deslegitimación del sistema democrático y de sus instituciones, pero reivindicando "con orgullo la España que tenemos", que ha conseguido grandes logros y puede y debe volver a hacerlo.

Considera que conviven ahora en España dos antagonismos "enormemente peligrosos", como son la "pasividad" del Gobierno ante problemas que deben ser abordados con urgencia, como la crisis territorial, y la "pulsión revisionista que reniega del pasado y quiere cambiarlo todo".

En ese escenario, insiste en la necesidad de una reforma de la Constitución "acotada y consensuada" que tenga un posterior refrendo de los ciudadanos. Alerta, en ese sentido, de que a esa reforma hay que ir "con espíritu de pacto", sin pretensiones maximalistas que únicamente consiguen "arruinar" el consenso.

La abdicación del rey Juan Carlos, en su opinión, cristaliza la idea de que España inicia un tiempo nuevo, que hay cosas que cambiar, y que esos cambios debe abordarlos también gente nueva, una nueva generación de dirigentes políticos.

Cree que al nuevo rey Felipe VI le tocará reinar en un país que debe abordar esos cambios, pero precisa que son los políticos quienes deben abordarlos, no el monarca. Considera que la decisión del Rey de abdicar fue "meditada", "sabia", y también "oportuna", aunque está "desconectada" de los resultados electorales del pasado 25 de mayo.

Considera que al abordar una reforma de la Constitución se podrá poner sobre la mesa el debate sobre el modelo de Jefatura del Estado, pero en su opinión no existe en España un "consenso alternativo" a la Monarquía.

En todo caso, cree que no hay tampoco un "debate pendiente" en el PSOE porque en la Conferencia Política, hace solo unos meses, la cuestión fue debatida y se tomó una decisión.

Esa decisión, explicó, fue defender la reforma constitucional pero sin que la modificación del modelo de Jefatura del Estado fuera una prioridad. Su tesis es que las "paredes maestras del edificio constitucional" no deben ser alteradas, y está convencido de que el PSOE no las va a alterar.

Juzga comprensible que algunos socialistas expresen la "tradición histórica" republicana del partido, pero no cree que eso condicione un voto prácticamente "unánime" a favor de la ley que dará valor jurídico a la abdicación del Rey Juan Carlos.