Según informó la Dirección General de la Policía, los detenidos formaban cubos de escombros y plomo que recubrían con metal de baja calidad y finalmente una fina capa de hilos de cobre, para que pareciera un bloque macizo.

Entre los 15 arrestados se encuentran el líder de la organización, testaferros y trabajadores de una empresa de fundición, que actuaban en connivencia con la banda para dar por buena la calidad, la aleación y el peso de los cubos.

A los detenidos, que actuaban en las provincias de Huelva y Barcelona, se les atribuyen delitos contra la hacienda pública, estafa, falsificación de documentos, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas.

Asimismo, los agentes practicaron tres registros domiciliarios en los que se incautaron de diversas armas y munición, máquinas de contar dinero, cuatro ordenadores, tres extintores con dispositivo de ocultación de dinero, 11 placas de matrícula y abundante documentación incriminatoria.

BENEFICIOS MILLONARIOS

Durante un año y medio la organización vendía semanalmente entre 80 y 120 toneladas de cubos de escombros y piezas auténticas, con lo que obtuvieron unos beneficios de entre 192.000 y 320.000 euros al mes.

Precisamente fueron los movimientos bancarios de un grupo dedicado a la chatarra, que llegó a gestionar 120 millones de euros, lo que puso en alerta a la Policía. Los agentes constataron que tras estas operaciones se encontraba una familia que dirigía dos empresas del sector de la chatarra, además de varios de sus trabajadores.

La investigación se ha llevado a cabo con la colaboración de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Barcelona, del grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Sabadell y de la UDEF de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Huelva.