Esta agencia de la ONU subrayó que, desde el pasado mes de enero, más de un millón de personas han abandonado sus hogares y granjas, dejando atrás sus puestos de trabajo y posesiones en el momento en que se estaba poniendo en marcha la principal temporada de cosecha de trigo y cebada.

De esta forma, más de dos millones de iraquíes están ahora desplazados dentro del país, incluidos los afectados por los conflictos de Siria y sucesos anteriores en Iraq.

Antes de la escalada yihadista, las abundantes precipitaciones llevaron a la FAO a predecir una cosecha de trigo en Iraq superior a la media de hasta tres millones de toneladas para 2014, un 16% del promedio de los últimos cinco años, y a que la cosecha de cebada se mantuviera estable, con 900 000 toneladas, un 15% por encima del promedio del último lustro.

Sin embargo, recalcó que la actual inseguridad civil, la escasez de mano de obra y las interrupciones en el transporte y la comercialización tendrán un impacto importante en la recolección y la producción y el suministro alimentario. De hecho, precisó que las provincias más afectadas por el conflicto (Nínive y Salahaddin) contribuyen de media a casi un tercio de la producción de trigo de Iraq y a cerca del 38% de su cebada.

CALOR Y RAMADÁN

La FAO subrayó que, a medida que la disponibilidad de alimentos básicos se vea afectada (como el trigo), el acceso a la comida para muchas familias que dependen del mercado, las familias pobres y de desplazados “probablemente se deteriore aún más”, y “es probable” que aumenten los costes de los productos básicos.

"Si el conflicto continúa, los alimentos básicos y otros artículos de primera necesidad estarán cada vez menos disponibles para los más vulnerables, a pesar de los subsidios del Gobierno", alertó el representante de la FAO en Iraq, Fadel El Zubi, quien añadió que “el conflicto y el desplazamiento han coincidido con la época de más calor del verano y el mes sagrado del Ramadán, cuando los gastos familiares en alimentos y otros artículos esenciales son normalmente más elevados".

La FAO solicitó 12,7 millones de dólares (unos 9,3 millones de euros) para proporcionar ayuda urgente a las familias de agricultores en Iraq, sobre todo para la producción agrícola y ganadera, para mitigar los daños a las fuentes de alimentos, ingresos y empleo.

Esta organización de la ONU trabaja para suministrar semillas y fertilizantes a los agricultores afectados por la crisis y que esto llegue a tiempo para la temporada de siembra de cereales de octubre y noviembre donde sea posible el cultivo en campo abierto.