La patronal de las autoescuelas manifestó en un comunicado su “honda preocupación” por esta situación, puesto que “miles y miles de aspirantes a conductores se están quedando sin examinar, con el considerable perjuicio que ello acarrea a los propios alumnos y a las autoescuelas que los forman”, y añadió que “un mal servicio de exámenes de conducir socava la seguridad vial”.

“En numerosas jefaturas provinciales, el paro ha venido a agudizar el problema de la escasez de examinadores que ya padecían. Es un hecho fácilmente constatable que el conflicto no estaría teniendo tan nociva repercusión si no ‘lloviera sobre mojado’. Los retrasos en los exámenes llegaban antes de la huelga a semanas y meses. Hay incluso provincias en que las autoescuelas se han visto obligadas a aceptar reducciones ‘voluntarias’ en el número de alumnos presentados a la prueba de circulación”, aseguró la CNAE.

Por otro lado, la CNAE señaló que ha pedido a la DGT durante “repetidas veces” en los últimos años “que afronte la falta de personal en su plantilla y le ponga remedio”, la última de las cuales ocurrió el pasado mes de agosto, cuando solicitó al organismo dirigido por María Seguí que autorizase a los examinadores a hacer horas extraordinarias.

Además, indicó que la previsión de fondos en los Presupuestos Generales del Estado de 2016 para incrementar las plantillas de funcionarios de organismos como la DGT supone “en el mejor de los casos” reponer una de cada dos vacantes por jubilación.

“Es una ‘ratio’ del todo punto insuficiente e inaceptable, máxime si se consolida la recuperación económica, pues, con toda probabilidad, aumentará la cantidad de personas que quieran sacarse el carné”, apostilló.

La CNAE reiteró el llamamiento realizado el pasado 24 de septiembre a examinadores y la DGT para que “lleguen lo antes posible a un acuerdo que ponga fin al caos que impera ahora mismo en el servicio de exámenes de tráfico”.

Por último, las autoescuelas recalcaron que la DGT “está obligada a dar un servicio a los ciudadanos acorde con los impuestos y las tasas que estos pagan religiosamente, no es una graciosa concesión que les hace”.