Cataluña. ‘La Tercera Vía’ aboga por que la Constitución defina a Cataluña como nación

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente de la asociación ‘La Tercera Vía: Diálogo y Acuerdo’, Mario Romeo, postuló hoy en el Fórum Europa una reforma de la Constitución que defina a Cataluña como nación, recoja sus “singularidades”, blinde sus competencias en lengua, educación y cultura; establezca una financiación justa y haga del Senado una verdadera cámara territorial.

Romeo expuso desde la tribuna informativa que organiza Nueva Economía Fórum las soluciones que recomienda su asociación al llamado “problema catalán”, y que desde su punto de vista se ven respaldadas por dos tercios de los ciudadanos de esta comunidad, que prefieren un acuerdo con el Estado con una redefinición del encaje de Cataluña antes que la independencia.

Avanzó que la tercera vía, en sentido genérico, “no es una posicion equidistante, es una actitud”, el “convencimiento de muchas personas que no quieren meterse en un callejón sin salida” y que, “frente al fatalismo de unos y otros”, creen que se pueden “buscar puntos de encuentro” mejor que “gestos emocionales que levantan muros y caminos difíciles de desandar”.

Aunque aseguró que la suya es una asociación que no pertenece a ningún partido, en el coloquio sí reconoció que el PSC y Unió Democrática de Catalunya son las formaciones que defienden un ideario más afín a La Tercera Vía.

Con unas elecciones catalanas que depararon aproximadamente un empate entre independentistas y no independentistas, Romeo ve imprescindible el diálogo y el acuerdo, para salir del “bucle de inacción” que supone el proceso independentista y la “utilización política de los tribunales” con que responde el Gobierno central.

En su opinión, el Estado de las Autonomías ha funcionado en general bien, pero la descentralización homogénea, el llamado ‘café para todos’, “ha producido más desajustes que beneficios”, pues se confunde la igualdad con la uniformización y las singularidades con privilegios.

Romeo cree que la Constitución ha de reconocer “singularidades” a Cataluña y catalogarla como “nación”, de forma que España se defina como “nación de naciones”. En su opinión, “Cataluña necesita ser reconocida como lo que siente” la mayoía de sus ciudadanos. “Es una evidencia y debe verse reconocida en el nuevo pacto”, reclamó, aclarando que esto no implicaría privilegios económicos, reconocer una soberanía originaria propia ni permitir su independencia.

LENGUA Y EDUCACIÓN

Otro reconocimiento sería el de su lengua y su cultura, de forma que se blindarían competencias exclusivas de la Generalitat en estos temas y en educación. En este sentido, Romeo defendió que la inmersión ha funcionado “razonablemente bien”, que no fueron los nacionalistas sino los “sectores más progresistas" del ámbito educativo quienes la impulsaron para no crear dos comunidades lingüísticas y que se la ha criticado por motivos políticos. No obstante, en una pregunta del coloquio sí admitió que las multas a comercios por rotular en castellano no deberían tener lugar en Cataluña.

En tercer lugar, el presidente de ‘La Tercera Vía’ defendió el llamado ‘principio de ordinalidad’ porque “no es justo” que ciertas comunidades que aportan al erario común se vean sobrepasadas por otras que son beneficiarias del mismo en el ránking de renta per capita.

En el coloquio, rechazó la posibilidad de un concierto para Cataluña como algo obsoleto, pero en su conferencia defendió la pervivencia del vasco y el navarro que están reconocidos en la Constitución.

Como cuarto punto, Romeo reivindicó un reparto competencial claro para evitar la “recentralización” que a su juiciio se está produciendo en España y “lamina el autogobierno” catalán, provocando conflictos que luego ha de resolver el Tribunal Constitucional. Y, finalmente, propuso la reforma del Senado para que sea una verdadera cámara territorial, y, a ser posible, con sede en Barcelona, cuya cocapitalidad con Madrid valdría para “generar complicidades”.

Romeo cree que ese Estado sería muy preferible a una Cataluña independiente que, basada en el egoísmo y la insolidaridad, “llevaría en su seno la semilla de la injusticia social” e incluso sería más débil que el español para defender la cultura y la lengua catalana. “Levantar fronteras, aunque sean sólo psicológicas, no es un éxito, sino un fracaso de todos, porque pone de manifiesto que somos incapaces de convivir”, concluyó.

(SERVIMEDIA)
20 Oct 2015
KRT/isp