Viajar menos en coche, comer menos carne y cocinar sin leña salvan millones de vidas, según la OMS

- Porque reduce la contaminación del aire por hollín, ozono y metano

MADRID
SERVIMEDIA

Millones de vidas humanas se salvarían cada año si se ponen en práctica cuatro medidas para reducir los contaminantes atmosféricos: viajar más en transporte público, alimentarse con más productos vegetales, cocinar o calentarse en casa sin utilizar combustibles sólidos como la leña y utilizar vehículos más ecológicos.

Así lo pone de relieve la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe difundido este jueves con el fin de reducir las emisiones de hollín, ozono troposférico y metano, que contribuyen al cambio climático y también en la salud humana.

El carbono negro, el ozono y el metano, conocidos como Contaminantes Climáticos de Vida Corta (CCVC), no sólo producen efectos en el calentamiento global, sino que contribuyen de manera significativa a los más de siete millones de muertes prematuras relacionadas cada año con la contaminación del aire, según la OMS.

El informe, titulado ‘La reducción de los riesgos sanitarios globales a través de la mitigación de los contaminantes climáticos de vida corta’ y elaborado por la OMS en colaboración con la Coalición de Clima y Aire Limpio (CCAC), indica que actuar contra los CCVC puede reducir la enfermedad y la muerte, mejorar la seguridad alimentaria y aumentar la actividad física.

El informe se basa en un trabajo publicado en 2011 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que destacaba que la puesta en marcha de 16 medidas de reducción de los CCVC evitarían cerca de 2,4 millones de muertes prematuras en 2030, aunque las últimas estimaciones de la OMS elevan esa cifra a 3,5 millones en 2030 y entre tres y cinco millones de vida al año en 2050.

La OMS incluye más de 20 medidas asequibles para mitigar los contaminantes climáticos de corta vida relacionadas con las emisiones de los vehículos, la captura de gases de rellenos sanitarios, el cambio de combustibles fósiles a energías renovables, la reducción de los residuos de alimentos y la mejora de los combustibles de cocina para analizar cuáles tienen el mayor potencial de mejorar la salud, reducir las emisiones de CCVC y prevenir el cambio climático.

ACCIONES PRIMORDIALES

En este sentido, identifica cuatro acciones primordiales. Una de ellas es la reducción de emisiones de los vehículos con controles más estrictos y normas de eficiencia, lo que mejoraría la calidad del aire y reduciría la carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire exterior.

Otra acción pasa por fomentar en las ciudades los desplazamientos en autobús, tren, por carril-bici o a pie, de manera que los viajes serían más seguros, bajarían los riesgos para la salud derivados de la contaminación atmosférica y también acústica, así como los accidentes de tráfico, y mejoraría la actividad física.

Además, la OMS aboga por proporcionar sistemas energéticos más limpios y eficientes a los cerca de 2.800 millones de hogares de bajos ingresos de todo el mundo que dependen principalmente de la madera, el estiércol y otros combustibles sólidos para calentarse y cocinar en casa.

Y a las poblaciones de ingresos altos y medios, la OMS les recomienda aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal para reducir las enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer por las emisiones de metano asociadas con algunos alimentos de origen animal.

EMPEZAR “CUANTO ANTES”

Flavia Bustreo, subdirectora general de Salud de la Familia, de la Mujer y del Niño de la OMS, señaló que “cada día, estos contaminantes amenazan la salud de hombres, mujeres y niños”, por lo que el informe recoge “acciones que los países, los ministerios de salud y de medio ambiente, y las ciudades pueden realizar para reducir las emisiones, proteger la salud y evitar enfermedades y muertes prematuras, que a menudo son el mayor número de víctimas entre los más vulnerables”.

“La acción rápida para reducir el carbono negro, el metano y otros precursores del ozono son muy necesarios ahora”, dijo Helena Molin, directora de la Secretaría de la CCAC, quien añadió que “cuanto antes empecemos a reducir estos contaminantes, antes nos aliviará de las presiones sobre el clima y la salud humana”.

Por último, María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, indicó que “los beneficios para la salud que se pueden obtener a partir de estas estrategias son mayores que nunca y se pueden disfrutar de inmediato”, y que “el medio ambiente y la salud pueden priorizar ahora las intervenciones para cumplir el doble objetivo de prevenir el cambio climático y garantizar una buena salud”.

(SERVIMEDIA)
22 Oct 2015
MGR/gja