La viceconsejera de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Regina Plañiol, acudió hoy a esta residencia, donde pudo comprobar cómo los mayores preparaban sus pasteles, y explicó que el objetivo de esta actividad es “impulsar la autonomía personal de los mayores, evitando posibles situaciones de dependencia, y fomentar el espíritu de participación de estas personas y las relaciones sociales entre ellos”.

Durante su visita, Plañiol hizo hincapié en la importancia de que los mayores convivan con el día a día de la cocina, para que entiendan la complejidad que entraña ocuparse de la comida de más de 400 personas y valoren el cariño y el esfuerzo que el personal de la residencia realiza por garantizar su mejor atención.

En declaraciones a los medios, la viceconsejera destacó una frase de una de las residentes que celebraba su cumpleaños, para quien “hoy ha sido el día más feliz desde que entró en la residencia”.

Plañiol aseguró que esta iniciativa, que se puso en marcha el pasado mes de enero, es una actividad a la que hay que dar la enhorabuena, además de copiarla en otros centros.

A su juicio, los mayores de la Comunidad de Madrid son “la envidia de España”, ya que se apuntan a todo tipo de actividades, como las aulas de informática, talleres de literatura, risoterapia, yoga, teatro, música o repostería.

Según explicó Plañiol, el Ejecutivo regional tiene que tener la imaginación suficiente para “sugerir actividades que enganchen” y den respuesta a las necesidades de todos los mayores. “Difícil es que no haya una actividad que a uno de nuestros mayores no le pueda interesar”, manifestó la viceconsejera.

Después del taller de tartas, visitó también la sala de terapia ocupacional, así como la biblioteca. La residencia Santiago Rusiñol dispone de 464 plazas para mayores y cuenta con cerca de 300 trabajadores que atienden a los residentes.

En total, la Comunidad de Madrid dispone de casi 29.000 plazas para mayores, adaptadas tanto a las capacidades como a las necesidades de cada usuario.