Cuatro hombres y dos mujeres murieron y otros siete empleados más de World Vision resultaron heridos y fueron trasladados al hospital tras del ataque del pasado miércoles en Manshera (provincia de la Frontera del Noroeste), motivo por el cual esta ONG decidió suspender sus operaciones en Pakistán, más cuando aseguró que no había recibido ninguna carta de amenaza.

Al parecer, una decena de hombres armados asaltaron la oficina de World Vision el miércoles por la mañana, agruparon al personal y les dispararon, antes de detonar unos explosivos al salir del edificio. Ningún grupo se ha atribuido el ataque, pero las autoridades sospechan que podrían estar tras él los talibanes o grupos insurgentes afines a ellos.

Amnistía afirmó que los insurgentes suelen atacar a los trabajadores humanitarios por considerar que "espían" para las autoridades paquistaníes o "colaboran" con ellas.

El director del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional, Sam Zarifi, señaló que este hecho es "un serio revés para los esfuerzos humanitarios y en favor de los derechos humanos que se llevan a cabo en Pakistán", por lo que reclamó que "todos los grupos armados deben poner fin de inmediato a este tipo de ataques".

Amnistía Internacional recordó que millones de paquistaníes dependen de la asistencia internacional para conseguir alimentos, agua, atención médica y educación.

Aún así, en Pakistán se han producido frecuentes ataques contra trabajadores de agencias de ayuda humanitaria y otras ONG, que se han saldado con la muerte de decenas de inocentes.