Cruz Roja afirma que el mundo "no está preparado" ante un ataque nuclear
- Señala que las imágenes de Hiroshima y Nagasaki volverían a repetirse

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El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Jakob Kellenberger, aseguró hoy que, 65 años después de las explosiones nucleares en Hiroshima y Nagasaki, "el mundo aún no está preparado para prestar ayuda a las posibles víctimas de un ataque nuclear".
En una declaración pronunciada ante el cuerpo diplomático acreditado en Ginebra (Suiza), Kellenberger hizo un llamamiento a los países para que las armas nucleares no vuelvan a utilizarse nunca más.
Explicó que el CICR realizó recientemente un análisis de su capacidad y de otras organizaciones internacionales para prestar ayuda a las víctimas de armas nucleares, radiológicas, químicas o biológicas y concluyó que, "pese a existir cierta capacidad de respuesta en algunos países, a escala internacional esa capacidad es escasa y no hay un plan realista y coordinado".
"Se puede afirmar casi con certeza que las imágenes que se vieron en Hiroshima y Nagasaki serán también las mismas en caso de una futura utilización de armas nucleares", añadió.
Por otro lado, Kellenberger subrayó que los Estados tienen ante sí "una oportunidad histórica de poner fin a la era de las armas nucleares" gracias a varios acontecimientos recientes.
Entre ellos citó que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas haya adoptado el objetivo de "un mundo sin armas nucleares" y el tratado firmado por los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Dmitri Medvedev, para reducir el número de armas en estos países.
Además, aludió a la importancia de la Conferencia de las Partes encargada del examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, que se celebrará el próximo mes de mayo.
Kellenberger señaló que el CICR apoya los esfuerzos para la negociación de un acuerdo internacional jurídicamente vinculante para eliminar las armas nucleares.
Afirmó que la postura del Comité Internacional de la Cruz Roja se basa en su comprensión del sufrimiento que ocasiona la guerra y aportó el testimonio del doctor Marcel Junod, delegado del CICR y el primer médico extranjero que prestó ayuda a las víctimas del bombardeo atómico de Hiroshima en 1945: "El centro de la ciudad era como una mancha blanca, lisa como la palma de una mano. No quedaba nada".
Junod escribió que pocos segundos tras la explosión "miles de seres humanos en las calles y en los jardines del centro de la ciudad, golpeada por una ola de calor agudo murieron como moscas. Otros se retorcían como gusanos, atrozmente quemados".
(SERVIMEDIA)
20 Abr 2010
MGR/gja