Correa hizo esta manifestación al final del relato en el que dio cuenta de la tumultuosa relación con la administradora de su empresa Isabel Jordán, a partir del momento en que se enteró de que usaba las tarjetas de crédito de la empresa para gastos personales.

Según explicó, Jordán "iba todas las mañanas al área de Ortega y Gasset, a tiendas de Louis Vuitton, Chanel... Se gastó 400.000 euros en cosas para ella y su familia”. Cuando el primer instructor de la causa, el juez Baltasar Garzón, le preguntó por qué no la denunció, Correa le respondió que “porque tenía una niña de seis años y nunca he denunciado a nadie".

El acusado insistió en que los trabajadores de la empresa pueden corroborar su versión y que "ella obligó a personal de su propia oficina y sacó de caja 240.000 euros en cash y dejó de ir por la oficina. Hay un acta notarial, siento mucho decir esto, pero es la realidad", explicó.

Después, Jordán empezó a acusar a Correa de que la espiaba, extremo que el acusado negó rotundamente afirmando que no es “ningún mafioso”, aunque alguien le haya bautizado con el apodo de “Don Vito”.