El atentado se produjo al irrumpir un suicida en la fiesta mientras los invitados se encontraban en plena cena, y dejó malheridos a varios niños.

De Mistura repudió la falta de respeto a la vida de los civiles mostrada por los responsables de la masacre al dirigir un ataque de esa naturaleza a un grupo reunido por un motivo feliz.

Por su parte, el CICR se sumó a la condena y recordó que estos ataques violan los principios más básicos de las leyes de guerra.

Tan pronto como ocurrió el ataque, el personal del CICR organizó una caravana de vehículos de coches particulares y taxis para asistir y transportar a los heridos al hospital regional Mirwais, en Kandahar.

"El CICR condena en los términos más enérgicos este ataque, lo que demuestra la intención deliberada de maximizar la muerte y las lesiones entre los civiles", dijo Jacques de Maio, jefe de las operaciones del CICR para el sur de Asia.

Hasta la mañana de hoy fueron atendidos 81 pacientes en este centro hospitalario, entre ellos 16 niños, la mayoría de ellos con heridas graves.