“Miremos ya a la educación superior porque de los 2,2 millones de contratos que se realizaron, más de la mitad fueron dirigidos a personas que habían cursado Formación Profesional (FP) y esto también es empleabilidad”, señaló el titular de Educación, para recalcar después que habrá que comprobar si merece la pena tener un mayor número de universitarios o “diversificar esa formación en un concepto de FP”.

El estudio, presentado por su director Martí Perellada, señala, por un lado, que hasta el curso 2007/2008 descendió el número de matriculados, el de estudiantes de grado en el extranjero y la tasa de graduación y apunta, por otro, que creció en un 6,8% la contratación de profesores y en un 7% la de personal administrativo. Desde la Fundación CYD destacaron destacar tres aspectos a mejorar.

Para la entidad presidida por Ana Patricia Botín, para que el sistema universitario fuera más sólido deberían mejorarse los órganos de gobernanza, debería existir una dotación presupuestaria relevante y se tendría que dotar de mayor autonomía académica a las universidades.

Unas recomendaciones ante las que Gabilondo afirmó que es necesario instaurar un modelo de suficiencia respecto a la financiación “de acuerdo a los objetivos y planteamientos estratégicos que decida la universidad” y que se debería dotar de “mayor flexibilidad” a las universidades para la selección de alumnos y docentes.

“La universidad española para estar en línea con Europa debe hacerse más internacional, promover aún más la movilidad geográfica, atraer más talento internacional y transferir ese conocimiento hacia nuestras empresas y nuestra universidad”, concluyó el ministro.