La encuesta revela que el 59 por ciento de los ciudadanos se muestran totalmente receptivos a nuevos productos que sean más respetuosos con el medio ambiente, el 25 por ciento asegura que probablemente sí los compraría si su precio no fuera mayor, un 8 por cieno no sabe qué haría y sólo un 4 por ciento adelanta que no adquirirá productos más ecológicos incluso aunque su precio no sea mayor que el de los convencionales.

Respecto a la percepción que tienen los ciudadanos sobre los distintos productos, el sondeo indica que los aerosoles son los que se consideran más peligrosos para el medio ambiente, seguidos de los coches, los detergentes no ecológicos, los plásticos, las pilas y las sustancias utilizadas para las tareas de limpieza del hogar.

Sin embarg, la mayoría de los ciudadanos aseguran que su principal contribución a la preservación del medio ambiente no se realiza a través de la compra de productos ecológicos, sino no ensuciando la vía pública y separando los distintos tipos de basuras para facilitar su reciclaje, aunque un porcentaje importante (casi un 20 por ciento) también destaca el ahorro de agua.

Los menores de 34 años son los más sensibles a la separación en origen de los residuos para contribuir a su reciclaje, mientras que las mujers, por lo general, son más proclives que los hombres al ahorro de agua.

En cualquier caso, las intensas lluvias registradas en todo el territorio nacional durante el invierno y el otoño han provocado una disminución en el procentaje de encuestados que señalan la sequía como uno de los problemas ambientales más importantes.

Sin embargo, la contaminación atmosférica, la destrucción de la capa de ozono, la deforestación y los incendios forestales y el tráfico rodado siguen considerándose graves incovenientes para la conservación del medio ambiente.

Por el contrario, la contaminación acústica, la falta de espacios verdes en las ciudades, la localización de los vertederos, la lluvia ácida y el cambio climático son los problemas que generan menos preocupación.