Esta es la conclusión más importante que se desprende del informe Moya-Angeler sobre la industria farmaceútica en España que se presentó hoy y que ha coordinado PricewaterhourseCoopers. En este informe han participado, entre otros, los ex ministros de Sanidad, Julián García Vargas y Ana Pastor, el ex ministro de Trabajo, Manuel Pimentel y el presidente del Foro Español de Pacientes, Albert Jovell.

El informe Moya-Angeler concluye que el diálogo entre todos los agentes resultante de la formación del partenariado público-privado "puede dar lugar a un marco de actuación para el sector que permita simultáneamente la disponibilidad de los medicamentos más innovadores y su adecuada utilización, el fomento de una actividad investigadora fuerte, la sostenibilidad del sistema sanitario y el fomento de una industria biomédica farmacéutica dinámica, capaz de responder ágilmente a los retos del mercado".

El secretario General de Sanidad, José Martínez Olmos, calificó de "magnífica contribución" el informe y aseguró que "el Gobierno no va a tomar más medidas de control del gasto farmacéutico" y que si lo hizo fue obligado por la crisis económica. "Es una magnífica iniciativa y manifiesto una gran disposición por nuestra parte", agregó.

El informe, que fue realizado en octubre de 2008, plantea la necesidad de una asociación estratégica de la Administración y de la industria farmacéutica, que "establezca un horizonte de desarrollo previsible y elimine incertidumbres, al tiempo que se preocupe por la sostenibilidad general del sistema, en un clima de diálogo donde se reconozcan los intereses de todos los agentes del sistema".

El autor del informe, Joaquín Moya-Angeler, presidente de la Corpración Tecnológica de Andalucía, explicó que el objetivo del mismo era identificar las claves para convertir a la industria farmacéutica en un motor económico y social en España, coincidiendo con los primeros síntomas de la crisis económico-financiera que aún padecemos, así como avanzar en la consolidación de un nuevo modelo productivo que permita ser más competitivos en el entorno económico actual.

"Como responsable de este informe estoy convencido de que es posible un nuevo modelo de relaciones entre la industria farmacéutica y el Gobierno, que se centre en los objetivos comunes, la salud de nuestros ciudadanos y nuestro progreso económico y social y produzca soluciones equilibradas para todos con mecanismos concertados de resolución de problemas", concluyó Moya-Angeler.