El síndrome de Tourette es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado principalmente por el desarrollo de tics motores y fónicos persistentes y cambiantes en el tiempo, que afecta a hasta un 0,8% de la población menor de 18 años en España.

El diagnóstico de esta patología es clínico y requiere de la aparición, en menores de 18 años, de al menos dos tics motores y un tic vocal durante más de un año. Los tics motores suelen ser el primer síntoma de este trastorno y afectan con mayor preferencia a las áreas de la cara, cuello y hombros; mientras que los tics fónicos tienen un inicio más tardío y los más frecuentes son aclaramiento de garganta, olfato, tos o chirridos simples.

Otro síntoma característico del síndrome de Tourette es la coprolalia, que es la expresión involuntaria de palabras obscenas o comentarios despectivos, y afecta aproximadamente al 10% de los pacientes y es más frecuente en varones.

Según explicó el coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN, el doctor Diego Santos, algunos de los tics asociados a este trastorno pueden ser muy variables entre pacientes, tanto que “es característico en la evolución de esta patología la persistencia de ciertos tics y la aparición y desaparición de otros”.

A pesar de que el síndrome de Tourette puede manifestarse en cualquier momento de la infancia, la edad más común de inicio de los primeros síntomas es entre los 5 y 7 años. Es habitual que los tics tiendan a empeorar entre los 10 y 14 años y que mejoren a partir de los 16 años.

Todavía se desconoce cuál es el origen de este trastorno, pero la mayoría de los pacientes presentan un cuadro clínico tan típico que todo apunta “al efecto de la interacción entre múltiples genes y factores ambientales, como complicaciones durante el embarazo o infecciones”, señaló el doctor Santos.

Asimismo, incidió en que algunos estudios han indicado la presencia de antecedentes familiares en hasta el 52% de los pacientes con esta patología, y aproximadamente un 5% tienen trastornos del movimiento adicionales, así como mostrar un amplio espectro de problemas sensoriales, conductuales y cognitivos.