En esa fecha, los dos etarras, junto a un tercer componente del "comando", realizaron un seguimiento a los miembros de la Guardia Civil Emilio astillo de la Franca y Victoriano Alvarez Alvarez. Una vez reunida la información suficiente, planificaron un atentado contra ellos, que se produjo cuando el vehículo en que viajaban se detuvo, como de costumbre, en un semáforo.

Almaraz Larrañaga efectuó seis disparos sobre los ocupantes del coche a través de la ventanilla. Emilio Castillo fue alcanzado en el cráneo, lo que le provocó la muerte inmediata, mientras que su acompañante resultó herido en el abdomen y un muslo, lo que le causó lesiones quele han dejado múltiples secuelas. Mientras tanto, José Ignacio Rubio esperaba en otro vehículo en el que huyeron los tres terroristas.

La Sala de lo Penal de la Audiencia considera a los dos etarras autores de un atentado con resultado de muerte y de un delito de asesinato frustrado, por lo que condenan a cada uno a 48 años de prisión y al pago de una indemnización de 25 millones a la familia del fallecido y la misma cantidad a la del guardia civil que resultó herido.