El doble etiquetado supone que, en un mismo producto, se pueda encontrar una primera etiqueta en la que se refleja el precio de venta por parte del agricultor, así como el lugar de origen, tipo y calidad, mientras que la otra etiqueta refleja el precio de venta al público.

El principal objetivo de la medida es frenar la enorme diferencia entre el precio de los productos agroalimentarios desde que son vendidos por los campesino hasta que se ponen a la venta.

En este sentido, el subsecretario de Agricultura, Manuel Lamela, ha mostrado su sorpresa por el hecho de que los agricultores reciban unos precios muy bajos, que luego se disparan en el mercado y afectan muy negativamente al Indice de Precios al Consumo (IPC), como ha sucedido con el caso de la patata.

Agricultura realizará esta experiencia en colaboración con las organizaciones agrarias, representantes del sector de distribución, consumidores e industria alimentara.

El ministerio que dirige Jesús Posada contesta así a la propuesta de doble etiquetado presentada por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), con tres objetivos destacados: mejorar las ganancias de los agricultores, frenar la especulación en los precios por parte de los intermediarios y lograr una mejora en la calidad de los productos alimentarios.