Doñana ha visto reducir la extensión de sus humedales en un 60% entre 1985 y 2018, según apuntó este viernes Greenpeace.

El estrés hídrico, provocado por la extracción de aguas subterráneas para dedicarlas a la agricultura intensiva de regadío con miles de pozos, muchos de ellos ilegales, así como el drenaje de las zonas pantanosas y la eutrofización suponen las amenazas más importantes para Doñana.

A pesar de esta situación, el PP y Vox impulsan en el Parlamento de Andalucía una nueva proposición de ley, pendiente de aprobación, para amnistiar los regadíos ilegales de la Corona Forestal de Doñana.

Esa medida “cercenará definitivamente la ya maltrecha salud de los acuíferos que circundan Doñana, los cuales se encuentran en mal estado cuantitativo y cualitativo y son fundamentales para garantizar el buen estado de conservación de sus ecosistemas”, según Greenpeace.

Alba Flores, muy sensibilizada con la protección ambiental y especialmente en Andalucía, donde le unen fuertes lazos afectivos, apuntó que “aumentar los regadíos alrededor de Doñana es insostenible”.

“Existe la posibilidad de hacer las cosas de otra manera más respetuosa, de implementar una agricultura sostenible, adaptada al clima. No pueden seguir vendiéndonos falsas soluciones que no van a salvar Doñana, ni el resto de la riqueza en biodiversidad de nuestro país. Y podemos perderlo ahora para siempre”, añadió.