La planta, que entrará en funcionamiento en el plazo de dos años a partir de la fecha del inicio de las obras, será la primera factoría española de estas características que no genere ningún tipo de efluente líquido.

Según sus propietarios -Minas de Almadén y Arrayanes (Mayasa) y la empresa estadounidense Waste Manaement, con un 60 y un 40 por ciento de las acciones, respectivamente-, la planta superará las exigencias legislativas que tienen en esta materia países como Alemania y Holanda.

La nueva empresa de tratamiento de residuos abrió ayer en Almadén una oficina de información al público que ofrecerá datos sobre el número de puestos de trabajo que se van a crear, las características del sistema de tratamiento que se empleará y las garantías de control y seguridad de que dispondrá.