Salud
AMAI-TLP amplía sus instalaciones y abre un área pionera para menores de 8 a 16 años
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La Fundación para la Ayuda e Investigación del Trastorno Límite de la Personalidad (AMAI-TLP) cumple 25 años y amplía su sede en Madrid para poner en marcha un nuevo servicio especializado para menores de 8 a 16 años, una franja de edad en la que “cada vez se detectan antes los síntomas emocionales y conductuales” compatibles con este trastorno.
La iniciativa supone un “avance importante” en un campo donde la evidencia científica indica que la intervención temprana es “uno de los factores que más influye en la evolución clínica y en la recuperación” a largo plazo, según explicó la presidenta de la Fundación, Teresa Oñate, en una entrevista concedida a Servimedia.
Durante sus 25 años de existencia, AMAI-TLP se ha consolidado como una entidad de referencia en España e Iberoamérica para el tratamiento, la psicoeducación y el acompañamiento de personas con TLP y sus familias. Este aniversario, marcado por actos conmemorativos y por un incremento de su presencia territorial, incluida la reciente extensión de AMAI-TLP a Andalucía con sedes en Sevilla y Jaén, coincide con un claro impulso estratégico: ampliar recursos, fortalecer los equipos profesionales, potenciar la investigación y ofrecer una atención más especializada en edades tempranas, detallaron.
UN TRANSTORNO COMPLEJO
El Trastorno Límite de la Personalidad es una de las condiciones “más graves dentro de los trastornos de la personalidad”. Se caracteriza por una inestabilidad emocional intensa y cambiante, por dificultades significativas en la gestión de impulsos y por patrones comportamentales que pueden derivar en conductas de riesgo. A las alteraciones en el estado de ánimo se suman relaciones interpersonales especialmente inestables, con oscilaciones que pueden generar dependencia, rechazo o miedo al abandono. Esta complejidad se acompaña de dificultades en la autoimagen y la identidad, produciendo una experiencia vital marcada por la incertidumbre interna.
El cuadro presenta además un nivel de comorbilidad muy elevado. Depresión, ansiedad, trastornos adictivos, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno bipolar y trastorno de estrés postraumático son diagnósticos que con frecuencia “coinciden con un TLP”, complicando la detección y el tratamiento. A ello se suma la “alta prevalencia de autolesiones e ideación suicida”, que sitúan al TLP entre las “condiciones de mayor riesgo vital en salud mental”. Pese a este impacto, continúa siendo un trastorno “estigmatizado, poco comprendido y, en muchos casos, infradiagnosticado, incluso en servicios especializados”, según explicó Oñate.
IDENTIFICACIÓN Y ABORDAJE
Oñate conoce de primera mano las consecuencias del desconocimiento. “Muchos profesionales no saben identificarlo ni abordarlo adecuadamente. Hay personas que llegan muy mal a urgencias y se encuentran con que no hay suficiente formación para atenderlas. Y cuando no te entienden, el sufrimiento se multiplica”, explicó. Esta constatación llevó a la Fundación a impulsar, hace años, programas de formación dirigidos a personal de urgencias, equipos de salud mental, docentes, trabajadores sociales y profesionales del ámbito jurídico. “La primera línea es decisiva. Si el profesional sabe lo que está viendo, mejora el trato, disminuye la estigmatización y se abre la puerta a un acompañamiento adecuado”, añadió.
Oñate preside AMAI-TLP desde hace 17 años. Llegó, afirmó, “casi sin pensar”, movida por la experiencia de su propio hijo, Guillermo, diagnosticado de TLP. Su historia personal, aunque la comparta con discreción, ha sido un “motor fundamental para impulsar la transformación” de la Fundación. “Mi hijo está bien, muy bien cuidado. Eso me da la serenidad necesaria para estar aquí. Cuando la vida te da, tienes que devolverlo”, afirmó.

La ampliación de las instalaciones permitirá algo que, hasta ahora, no era posible: desarrollar “un área específica para menores de 8 a 16 años”. La evidencia clínica internacional, según señaló Oñate, coincide en que intervenir cuanto antes puede “prevenir la cronificación de los patrones emocionales y relacionales propios del TLP, reducir la aparición de autolesiones y mitigar la comorbilidad posterior”.
En la práctica clínica, AMAI-TLP observó un fenómeno creciente: “Las familias acuden cada vez con niños más jóvenes” que presentan señales de alarma, aunque con frecuencia “lo hacen tarde por la dificultad de aceptar la situación”. “El principal problema no es que el menor tenga síntomas”, explicó Oñate, sino que “los padres tardan en reconocerlos. Un árbol se endereza cuando es pequeño. En salud mental, es exactamente igual”. El nuevo servicio ofrecerá evaluación, terapia adaptada a la edad, entrenamiento en habilidades emocionales, intervención familiar y coordinación con centros educativos, pilares esenciales para cambiar el pronóstico.
PREVENCIÓN DEL SUICIDIO
La presencia de ideación suicida en personas con TLP es “una realidad que marca inevitablemente la práctica profesional”. Durante años, AMAI-TLP convivió con pérdidas que afectaban emocionalmente a pacientes, familias y profesionales. “Era devastador”, recordó Oñate. Sin embargo, los últimos años han traído un cambio significativo: protocolos de alerta más rigurosos, seguimiento intensivo, coordinación constante con hospitales y un mayor número de profesionales especializados.
El resultado es contundente: “AMAI-TLP no ha registrado ningún fallecimiento por suicidio en 2025”, un hito que la presidenta define como “una noticia tan grande como ganar un mundial”. Este avance se considera uno de los “mayores logros de la Fundación en sus 25 años de historia”.
La ampliación de la sede permitirá a AMAI-TLP desarrollar un futuro centro de día con actividades terapéuticas, talleres ocupacionales, apoyo educativo y salidas comunitarias. Actualmente la Fundación organiza convivencias y actividades externas, pero el nuevo espacio permitirá integrar estas actuaciones en un programa estable y estructurado.
A medio plazo, Oñate tiene claro cuál es el recurso que España necesita con urgencia: una “residencia terapéutica especializada en TLP”, un puente entre el hospital y la vida autónoma, donde los pacientes puedan “recibir tratamiento diario, desarrollar rutinas saludables y participar en talleres de jardinería, deporte, hostelería o actividades al aire libre”. “Sería el recurso ideal para lograr estabilidad real. No sé si yo lo veré, pero seguiré luchando por ello”, concluyó.
(SERVIMEDIA)
07 Dic 2025
RIM/mag/clc

