En un mensaje de apenas cinco minutos y enmarcado en la crisis de gobierno entre ERC y Junts, el presidente catalán afirmó que el 1-O fue “un día histórico que forma parte de la memoria colectiva del país” –en referencia a Cataluña– en el que los catalanes demostraron su “compromiso democrático”, su “voluntad de ser” y su “amor por la libertad”.

Afirmó que aquel día supuso “una gran victoria” para el independentismo y recordó que “fue posible” gracias a “la alianza infranqueable entre instituciones, sociedad civil y ciudadanía”, una “unión” que reivindicó.

"Cárcel, exilio, multas e inhabilitaciones, la suspensión de nuestras instituciones, la amenaza judicial que todavía perdura. El coste personal para muchas personas que hay detrás del 1-O es altísimo", declaró Aragonès.

Además, apeló a hacer "todo lo posible para poner fin a toda forma de represión”. “Porque si queremos ganar, que ganaremos, no podemos dejar a nadie atrás. Por ello, trabajaremos por la amnistía", sentenció.

Insistió en la necesidad de “unirse” en torno al “alto consenso” que existe en Cataluña por la vía independentista y señaló que este es el camino para hacer “posible” que “la mayoría transversal y amplia" del pueblo catalán "decida en libertad el futuro del país” y “vuelva a votar”.

“Lo volveremos a hacer porque esta es la vía para resolver el conflicto político con el Estado. Lo volveremos a hacer porque somos muchos los que queremos que Cataluña sea un país libre. Así construiremos un país más justo y más próspero”, añadió.

“Propongo un acuerdo de claridad para determinar cuándo y cómo Cataluña ha de votar”, prosiguió el presidente catalán para rescatar así su principal anunció en el Debate de Política General del Parlament.