Así lo dijo durante el discurso oficial en el acto con motivo del 45 aniversario en el Congreso en el que puso en valor que “en nuestra Constitución no están escritos la crispación, el desprecio o el enfrentamiento” porque “nuestra ley de leyes sigue siendo la cura más efectiva contra la discordia”.

Las palabras de Armengol estuvieron precedidas por una innovación en este acto con la participación de la sociedad civil leyendo varios artículos de la Carta Magna que permitieron que, los rostros serios de las autoridades e invitados se tornaran en sonrisa cuando un niño de segundo de Primaria leyó el artículo 39 de la Constitución Española

En su alocución, Armengol también llamó a “alzar el estandarte del diálogo ante los desafíos que afrontamos cada día y que la propia Constitución nos plantea”, ya que “podremos debatirla, podremos intentar mejorarla, podremos adaptarla a los tiempos cuando el tiempo pase, pero siempre querremos celebrarla”.

La presidenta, que afirmó que el hecho de que una “Constitución cumpla años es motivo de salud democrática y motivo, sin duda, de fiesta”, apeló a lo que pasó hace 45 años tras la dictadura.

Porque, dijo, “en el periodo de mayor incertidumbre, hicimos del consenso la palanca que nos impulsaría hacia un futuro de progreso compartido”; “entendimos que solo unidos y unidas podríamos asegurarnos la convivencia” y “dispusimos del diálogo para asentar un proyecto que ha garantizado el mayor período de prosperidad de nuestra historia”.

“Supimos ceder para que ganase el conjunto, para ganar el futuro” porque “gracias a la generosidad de todos y todas, a la generosidad de un país, que convirtió nuestra Carta Magna en el punto de encuentro de posiciones en principio alejadas".

Además, la presidenta de las Cortes sostuvo que la “Constitución guarda la mejor garantía de convivencia y en el acuerdo que la hizo posible está la prueba de que el diálogo y el consenso son la única vía para llegar a ella”.

“Si fuimos capaces de ponernos de acuerdo en los momentos de mayor dificultad, si el interés general se impuso a todo lo demás y la búsqueda de la concordia pasó por encima del enfrentamiento, entonces es que la senda del entendimiento está marcada: la marca la propia Constitución”.

Por ello, defendió que “no solo hay que celebrarla” sino que “debemos seguir esforzándonos para reflejarnos en ella” y “hacerlo desde el pluralismo y el respeto a la legitimidad del otro, llegando a acuerdos con un único fin: garantizar una vida más digna a cada uno de nuestros conciudadanos”.

MADRES

Tras hablar de “igualdad”, Armengol también puso en valor que la Constitución “también tuvo madres”, un total de “veintisiete” porque eran veintisiete las mujeres a las que no se les otorgó la “visibilidad merecida”. “Las Constituyentes solo representaban el 6% de las cámaras, pero su labor y su responsabilidad en este momento decisivo de nuestra historia, en el que se homologaba nuestra democracia, fueron vitales”.

Y lo relacionó con los “brutales asesinatos” de mujeres “solo por el hecho de serlo”, hasta 55 en lo que va de año, porque “son solo la punta del iceberg del terror cotidiano que, en tantos aspectos, supone la desigualdad de la mujer frente al hombre”.

Por eso, llamó a que “trabajemos con urgencia, desde un compromiso total, para eliminar esta brecha y acabar con la violencia machista”.