La pancarta central de la concentración, con el lema "Por la paz y contra el terrorismo", estuvo encabezada por los secretarios generales del PP, Javier Arenas, y del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero; por los ex presidentes de Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo y Adolfo Suárez; los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y de CCOO, José María Fidalgo; por las presidentas del Congreso, Luisa Fernanda Rudi, y del Senado, Esperanza Aguirre; por el alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzan; y por el presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz Gallardón.

Otras personalidades que asistieron a la manifestación fueron el líder de IU, Gaspar Llamazares; el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué; el titular de Econonía, Rodrigo Rato; el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Luis de Grandes; y el portavoz del PSOE en la Cámara Baja, Jesús Caldera.

La concentración había sido convocada por todos los partidos políticos representados en el Congreso de los Diputados, así como por los indicatos UGT y CCOO, y la patronal CEOE.

El titular de Exteriores, Josep Piqué, declaró a los periodistas que España está plenamente dispuesta a colaborar con Estados Unidos "como aliado y país amigo".

El alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano, expresó la solidaridad de los madrileños con el sufrimiento del pueblo norteamericano y su deseo de luchar por la paz.

Jesús Caldera manifestó que la comunidad internacional debe reaccionar, desde el respeto a la ley, para combatir a los trroristas y a sus cómplices.

Los concentrados portaban pancartas con leyendas "Paz", "Paz justa", "No más muertes ni bombas", "RIP a los terroristas". Además, ondeaban banderas de España, Estados Unidos y la Unión Europea.

Tras guardar un minuto de silencio, el periodista Felipe Sahagún leyó el manifiesto, titulado "Por la paz y contra el terrorismo", que no contaba con el apoyo de Izquierda Unida, porque esta formación política opina que debe ser la ONU quien ampare cualquier acción, y el Parlamnto quien autorice la participación española.

El manifiesto comienza repudiando los ataques contra Estados Unidos y subrayando la cercanía que siente España hacia las víctimas, como país que ha sufrido también en numerosas ocasiones el azote de la violencia.

Aboga por un compromiso de la comunidad internacional para dar una respuesta "justa, legal y proporcionada a los crímenes, colaborando con la persecución de los culpables y encubridores de los atentados, en el marco del Derecho Internacional"

Las víctimas de estos atentados, añade, son de diversas razas, nacionalidades y religiones a los que los autores pretenden confrontar para que el fanatismo se adueñe de la sociedad. "Tenemos que conseguir que eso no se produzca", agrega.

Es el momento, prosigue el texto, de oponerse "con determinación" a la cultura de la violencia como forma de solucionar cualquier conflicto y de impulsar sin descanso la lucha por la paz como único modo de convivir civilizadamente.

"DESAFIO POR LA PAZ"

Paa ello, el manifiesto expresa la confianza de los ciudadanos en las naciones democráticas para que sean capaces de buscar la paz, pero no a cualquier precio, sino preservando siempre los valores proclamados en la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

"Las naciones democráticas y la comunidad internacional en su conjunto deben asociarse para, en aras de la auténtica paz, derrotar a todos los terrorismos. Es una causa justa. Contamos con la superioridad moral de los principios que defedemos, que son los únicos que garantizan la convivencia entre los distintos pueblos, culturas, credos e ideologías que forman la plural familia humana", prosigue.

El manifiesto rechaza expresamente la existencia de un "choque de civilizaciones" y habla, en su lugar, de un "desafío histórico por la paz y la convivencia y contra la violencia y el terrorismo".

"Es la dignidad y el futuro de todos los seres humanos lo que está en juego. Es su libertad y su seguridad, que no son valores incompatibles.El pueblo español reafirma una vez más su fe en que sólo sobre la libertad, la dignidad y la no violencia pueden desarrollarse nuestras vidas y las de las próximas generaciones", concluye.