Según la sentencia, hecha pública hoy, la actividad corruptiva del edil, que abandonó el cargo el pasado mes de febrero tras se sometido a una moción de censura por el equipo de gobierno, comenzó en 1985 cuando se ofreció a cuidar del pequeño R.A.F., de 7 años, durante las fiestas patronales de la localidad.

Esa noche durmió con el pequeño en su habitación y le sometió a felaciones y tocamientos; unos hechos se hicieron frecuentes a partir de 1987, cuando invitaba a chicos a su casa con la excusa de que iba a darles clases de guitarra y bandurria.

Una vez en la habitación, les proponía que fumasen, les entregaba revistaspornográficas y les hablaba de sus órganos genitales, antes de bajar las persianas y ordenar que se apagase la luz para mantener relaciones con ellos.

Los jóvenes acudían en grupo o en solitario al domicilio a la salida del colegio y, sobre todo, las vísperas del fin de semana. Cuando coincidían varios de ellos en la habitación, les incitaba además a mantener relaciones entre ellos, escenificando los actos a realizar con el más pequeño de ellos por el que sentía cierta predilección, según manifestaronen el juicio oral los menores.

El alcalde amenazaba a sus víctimas para que no relatasen lo que ocurría en la habitación, e incluso llegó a decir al más pequeño, cuando se quejaba al practicarle una penetración anal, que los demás chicos le darían una paliza si contaba a sus padres "la causa de los dolores".

El tribunal fundamenta su condena en la firmeza de las declaraciones efecuadas por los 7 menores en el juicio oral, que se celebró la semana pasada, en la que todos coincidieron en sus versioes y descripciones sobre lo ocurrido.

Según el texto de la resolución, esta prueba "deja constancia innegable" de que el acusado "fomentó, instigó, ordenó y estimuló entre los menores unas actividades sexuales que él les enseñó y que venían a atentar contra la plena formación y educación de éstos".

La sala indica, asimismo, que ni siquiera ha existido una prueba de descargo y el acusado se limitó a negar los hechos, alegando que todas las imputaciones respondían a un montaje político de los padre de los pequeños "con los que siempre he tenido rencillas personales", según afirmó en la vista oral.

El tribunal absuelve no obstante al procesado de los delitos de abusos deshonestos y amenazas que le achacaban las acusaciones particulares, porque su comportamiento se concentró "en el único ánimo de corromper y promover esas conductas entre los menores.

Por ello, estima suficiente con aplicar siete condenas de 4 años de prisión por cada delito de corrupción de menores, además de imponer 24 añosde inhabilitación absoluta al ex alcalde y una multa de 1.400.000 pesetas.