De los siete participantes previstos para la mesa redonda sobre técnicas interpretativas que hubo esta tarde, sólo José Luis López Vázquez y Xabier Elorriaga acudieron a la cita; pero Carmen Maura, Andrés Pajares, Miguel Rellán, Verónica Forqué y Aitana Sánchez Gijón nolo hicieron, ante el disgusto de Miró.

"No entiendo estas cosas", dijo la directora de cine al introducir la sesión, "y me duelen sobre todo porque es muy fácil no comprometerse cuando le proponen a uno una de estas cosas; pero en cualquier caso, se podría avisar si surge algún problema".

Según Miró, "algunos han avisado hace días que no iban a poder venir porque tenían otros compromisos, y Rellán ha llamado esta mañana y ha dicho que esta tarde precisamente tenía que hacer unas pruebas. PajaresForqué no han venido y tampoco han explicado por qué".

Tras esa introducción, López Vázquez relató su experiencia con distintos directores con los que ha trabajado, y aseguró que su carrera cinematográfica comenzó "a partir de mis segundos cuarenta años", después de unos inicios teatrales en la Universidad y en pequeñas compañías.

"Berlanga, por ejemplo, me ha propuesto papeles en todas las películas que ha hecho, y yo he trabajado en casi todas, salvo en algunas en que me ha sido imposible, com 'El verdugo' y 'Tamaño natural'", explicó el protagonista de "La escopeta nacional".

Por su parte, Elorriaga aseguró que él es "un actor en tránsito", que era profesor de la Escuela de Periodismo de Barcelona cuando le propusieron de forma casual hacer la voz en "off" en un documental de un compañero.

Inmediatamente, Antoni Ribas le pidió que protagonizase "La ciudad quemada", que obtuvo el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos, y después "A un dios desconocido", de Jaime Chávarri, qe fue un éxito a nivel nacional, "y a partir de ahí, sin haberlo buscado, me surgieron muchos papeles".

Sobre las relaciones entre los actores y los directores, Giménez Rico explicó que su método particular es mimarlos mucho para que se sientan seguros y relajados, a lo que Miró replicó: "yo, en cambio, soy más dura, creo que hay que exigirles mucho y hacerles trabajar".

"Yo les pongo trampas a los actores para conseguir mis propósitos, y ellos caen", afirmó la directora, "porque creo que cualquir estímulo que consiga que den lo mejor de ellos mismos es perfectamente válido".

Por último, señaló que la responsabilidad final sobre el resultado de una actuación cinematográfica es sólamente del director, "porque es el que tiene la película en la cabeza; el actor no sabe qué van a hacer con él y hasta que no ve la película terminada lo único que puede hacer es tener fe".

A esto contestó José Luis López Vázquez que él personalmente no podía ver las películas que ha hecho, porque soy muy exigene con mi trabajo, siempre querría cambiar muchas cosas, y así no se acabaría nunca".