Según Vives, "en el texto definitivo se han mejorado gran parte de las cosas. Desde el punto de vista formal, el procedimiento, pese a las críticas, es un paso positivo en cuanto a intervención".

"Se han recogido bastantes observaciones provenientes de distintas fuentes, lo que ha contribuido a que la comisión haya podido estudiar todas las que se han presentado y así poder elaborar el informe final", agregó.

Respecto a las limitaciones impuestas a los consejeros ejecutivos o la existencia de una vicepresidencia incluidas en el borrador, se mostraron favorables a los cambios introducidos en el texto final, evitando así el solapamiento de las facultades del vicepresidente con las del director.

También consideran positiva la autocrítica que cada empresa va a realizar, lo que ayudará a determinar "si se está cumpliendo con la información y la transparencia". "Ya era hora de elaborar un código que no estuviese a espaldas del mundo, un código que se adapte perfectamente a los códigos de buen gobierno comparados", afirmó Pérez-Ardá.