En declaraciones a Servimedia, Azpiroz aseguró que "si la monja Maravillas no fuera católica, nadie hubiera puesto ninguna pega" a la iniciativa, que pretende distinguir el edificio en el que vivió esta monja canonizada por el Papa Juan Pablo II.

Recordó que el artículo 14 de la Carta Magna establece que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición de circunstancia personal o social".

Azpiroz adujo que la marcha atrás vulnera la Constitución, ya que la colocación de la placa "no exalta el catolicismo" sino que únicamente constata un "hecho histórico": que sor Maravillas vivió en el número 36 de la Carrera de San Jerónimo, un edificio que actualmente pertenece a las dependencias del Congreso.

A su juicio, "el hecho de que una persona sea católica o musulmana no debería ser impedimento" para colocar una placa que identifique el lugar en el que vivió la santa y culpó de lo ocurrido a la "izquierda ultramontana más propia de la primera parte del siglo XX que del siglo XXI".

Azpiroz de mostró "absolutamente convencido" de que la placa se hubiera colocado si, en lugar de mencionar a una monja católica, hiciera referencia a un sindicalista o líder republicano.

Añadió que esta polémica ha llevado a una "situación absurda" y genera un "mal precedente" para el futuro. Además, supuso que "la pobre santa Maravillas estará atónita mirando desde arriba" lo que ha ocurrido con su placa.