El artículo, recogido en el blog del Banco de España, lo firman el subdirector del departamento de Análisis de la Economía Española, Iván Kataryniuk, y Alejandro Fernández Cerezo, del departamento de Política Monetaria y Economía Internacional.

Cuando se va a cumplir el primer aniversario mañana, miércoles, de la inundación que dejó más de 220 muertos, la inmensa mayoría en la Comunidad Valenciana, el Banco de España repasa de manera esquemática el impacto en la macroeconomía.

La dana provocó un parón en la movilidad de los trabajadores, en el tráfico de mercancías y en la hostelería y el turismo, así como la destrucción de viviendas, vehículos, locales, fábricas o infraestructuras públicas.

El Banco de España explica que, tras los desastres naturales, aumenta el gasto de empresas y familias para reparar o sustituir bienes dañados, y en el caso de la Comunidad Valenciana, a partir de diciembre se dispararon las matriculaciones de turismos.

Este gasto junto a las ayudas públicas para la reconstrucción pueden hacer rebotar el PIB en los trimestres siguientes.

Cabe señalar que el Banco de España estimó un impacto de la dana en el PIB de entre una y dos décimas en el cuarto trimestre de 2024 que se revertiría durante la primera mitad de este año. El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) calculó que la magnitud de las pérdidas sería muy superior a la reducción del PIB y superaría fácilmente los 17.000 millones de euros.

La dana también generó cuellos de botella en la cadena de producción de modo similar a lo observado con el huracán Katrina en 2005 y que, tras dos semanas, se fue normalizando.

A medio y largo plazo, se producen cierres de negocios y menor acceso a la financiación como punto negativo, mientras que la reposición de maquinaria e instalaciones por otras más eficientes sería un punto favorable para la economía que podría compensar la pérdida de capacidad productiva.