Ampliación

Conferencia Episcopal

El cardenal Omella pide al futuro presidente de la CEE que "sea buena persona"

- Insta a los obispos a buscar "el bien común" más que el particular en "fraternidad" y "comunión"

- Subraya que los protocolos para víctimas de abusos permitirá a los obispos seguir trabajando "por ellas"

MADRID
SERVIMEDIA

El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente saliente de la Conferencia Episcopal, pidió este lunes que su sucesor al frente del Episcopado español "sea buena persona y trate bien a la prensa".

Así lo indicó a los periodistas tras el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria que congrega esta semana a los obispos españoles para renovar los principales cargos de la CEE para los próximos cuatro años, y que centró en la "comunión" de los pastores entre ellos y con el Papa.

"No me muero todavía", dijo bromeando a la prensa, a quien mostró su agradecimiento. "Queréis saber demasiado, ser casi como dioses y eso no puede ser", prosiguió, aunque matizó que los periodistas hacen "buenas preguntas y las preguntas nunca molestan, lo que es malo son siempre las respuestas". "Pero tratamos de hacerlo bien", continuó deseando a los profesionales de la comunicación "suerte" con el nuevo presidente.

Aunque rehusó hacer balance de su mandato, que arrancó en marzo de 2020 justo antes de la irrupción de la pandemia y que ha estado marcado por la gestión de los abusos sexuales por parte de la Iglesia española, Omella mostró su deseo de que el nuevo presidente de la CEE busque la santidad, aunque frente a él se encuentre a periodistas "un poco pinchones como los mosquitos".

CURA DE PUEBLO

Pese a ello, indicó, los periodistas son "buena gente" y ayudan a "transmitir buenas noticias y si son malas son para mejorar". "A ver si [el nuevo presidente de la CEE] logra alcanzar la meta a la que nos ha llamado el Señor", dijo citando a San Pablo, resumiendo en que ha de ser "buena persona y ser santo y sobre todo ser buen cura de pueblo", como el propio Omella dijo haber intentado.

Finalmente, al ser preguntado por las asociaciones de víctimas que este lunes acudieron a la entrada de la sede episcopal en Madrid, el cardenal no quiso ahondar en la cuestión, aunque aseveró: "Las recordamos siempre y hemos hecho los protocolos, a Dios gracias. Esto nos va a ayudar mucho a seguir trabajando por ellas".

En declaraciones a Servimedia, algunos de esos representantes de las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia reclamaron "verdad, justicia y reparación" y emplazaron a la nueva cúpula del Episcopado a que los reciba. "Esperamos que el nuevo presidente no sea retrógrado" con los abusos, zanjaron.

HOMILÍA

Antes de su discurso, en la homilía de la misa de apertura del encuentro, Omella instó a los obispos españoles a buscar "el bien común" más que el particular y el de cada diócesis, y hacerlo desde la "fraternidad" y la "comunión" que han protagonizado otras asambleas plenarias.

En sus primeras palabras, el cardenal pidió al Espíritu Santo que los "ilumine", "fortalezca" y "sostenga" en estos "tiempos complejos". "Somos conscientes de que la Iglesia, en Europa y en España, no es valorada por un gran sector de la población y de las instituciones, e incluso, algunos tratan de arrinconarla y de apartarla de los espacios públicos. El mensaje de Jesucristo “parece” no interesar a muchos y se deja para las sacristías o para el interior de la conciencia individual. Y, por si fuera poco, solo falta el vendaval de críticas, muchas veces infundadas, que, de vez en cuando, nos llegan de fuera o hasta de dentro de la Iglesia, y que los medios de comunicación airean con mucha efectividad", expuso.

También reconoció que "la Iglesia ha pasado de ser una fortaleza sólida y grande a ser una casa frágil y provisional, abierta a los vientos y fríos, refugio de personas desplazadas, en medio de esta sociedad moderna que se avergüenza del mensaje religioso". Una situación, para Omella, que es similar a la del establo de Belén como pronosticaron Karl Rahner antes del Concilio Vaticano II, "cuando hablaba de una 'Iglesia de la diáspora' o de la situación del cristiano en un mundo que ya no es cristiano" y marcado por "la globalización, el pluralismo radical y la secularización". Esa debilidad demuestra, subrayó, que es Dios quien sostiene a la Iglesia.

En la misma línea, se pronunció el cardenal Kasper que apuntó a que el cristianismo en Europa sería un "mero vestigio del pasado" y que en muchos ambientes públicos es más fácil "declararse agnóstico que creyente".

Por todo ello, el presidente saliente de la CEE llamó a sus hermanos obispos a aumentar el celo evangelizador, no sólo yendo "a buscar la oveja perdida", sino también a "dar respuesta al hambre de las ovejas que están sin pastor y que, si no las atendemos, pueden perderse". Ante este panorama, indicó que "es consolador ver que los miembros de la Iglesia 'no nos arrugamos' en busca de nuevos caminos de evangelización".

Asimismo, pidió a los prelados poner en práctica el "ardor misionero" de Francisco y que "todo" lo que hagan la Asamblea Plenaria y en las diócesis los "empuje a no desfallecer en el camino evangelizador" de la sociedad para ser "testigos de esperanza".

(SERVIMEDIA)
04 Mar 2024
AHP/pai