Así lo desvela un estudio liderado por la Universidad de Granada, desarrollado en el Hospital Universitario de Burgos y el Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada y según el cual, “muchas” siguen un patrón alimentario basado en la dieta mediterránea, pero “aún presentan importantes carencias nutricionales” y, además, la información nutricional que reciben resulta “insuficiente”, tal y como precisó este lunes la institución universitaria en un comunicado.

En concreto, el trabajo analiza los hábitos de 771 gestantes en la semana 38-42 de embarazo, quienes respondieron a un cuestionario sobre hábitos alimentarios, conocimientos nutricionales y datos sociodemográficos.

Uno de los resultados “más destacados”, según los expertos, es que el 77,8% de las embarazadas participantes en la investigación presentan una buena adherencia a la dieta mediterránea, según el cuestionario Medas-14, si bien este resultado global “esconde deficiencias significativas en el consumo de ciertos alimentos clave”.

Así, aunque la “mayoría” utiliza aceite de oliva como principal grasa culinaria, solo el 40,9% alcanza las cantidades recomendadas, solo el 50% de las participantes cumple con la recomendación de consumir tres piezas de fruta al día y menos del 60% llega a las raciones recomendadas de verduras.

LEGUMBRES Y PESCADO

Por otro lado, el número de gestantes que cumplen con las indicaciones sobre el consumo de legumbres, pescado y frutos secos es aún menor, lo que, según el estudio, “subraya una importante área de mejora en la dieta”.

Asimismo, aunque la “mayoría” de las embarazadas “limita” el consumo de carne roja y procesada, así como de mantequilla, nata, margarina y bebidas azucaradas, casi la mitad de ellas consume bollería industrial “en exceso”.

En cuanto a la actividad física, no más del 45,9% alcanza los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de practicar entre 30 y 45 minutos de actividad física moderada al día.

EDUCACIÓN NUTRICIONAL

En este contexto, Marta Palma, investigadora de este estudio, indicó también que, “aunque el 89% de las encuestadas sabe que las necesidades energéticas varían según el trimestre de embarazo, solo el 33% conoce cuándo iniciar la suplementación con ácido fólico y no más del 22% tiene presente el rango de ganancia de peso recomendado”.

“Además, solo el 18,3% de las participantes identifica qué alimentos deben evitarse durante el embarazo debido a riesgos como la listeriosis o la toxoplasmosis”, agregó, al tiempo que señaló que también se detecta un “bajo nivel de conocimiento” sobre alimentos ricos en hierro y estrategias para prevenir molestias como náuseas o vómitos.

Por lo que respecta a la educación nutricional, según el estudio, esta resulta “insuficiente” durante la gestación y en los controles prenatales, lo que sugiere que las matronas, al no ser especialistas en nutrición, “no siempre proporcionan información adecuada ni personalizada, limitando el impacto de los consejos que reciben las futuras madres”.

“El 70% de las embarazadas que recibe orientación nutricional afirma seguir las recomendaciones y las mujeres con mayor adherencia a la dieta mediterránea también son las que reportan un mayor conocimiento sobre nutrición y alimentación”, añadió la profesora de la UGR Celia Rodríguez, firmante de la investigación.

El estudio defiende que las matronas deben “colaborar estrechamente” con dietistas-nutricionistas para brindar una formación “más completa y efectiva” y las investigadoras ven “crucial” que se implemente un enfoque multidisciplinar en la atención prenatal, incorporando a dietistas-nutricionistas en los equipos de salud.