CASO ATLETICO. LA AUDIENCIA QUITA EL CONTROL DEL CLUB A JESUS GIL, A QUIEN CONDENAN A TRES AÑO Y MEDIO DE CARCEL

- La sentencia no es firme y es recurrible ante el Tribunal Supremo

MADRID
SERVIMEDIA

La Sección Primera de la Sala de lo Penal e la Audiencia Nacional ha condenado a tres años y medio de cárcel al presidente del Atlético de Madrid, Jesús Gil, por varios delitos cometidos durante su gestión al frente del club rojiblanco y la transformación de éste en sociedad anónima deportiva, según una sentencia hecha pública hoy y por la que pierde el control de la entidad.

Los magistrados han condenado a Jesús Gil por un delito de apropiación indebida, por el que han impuesto un año de prisión a Enrique Cerezo, y otro de estafa por simulacón de contrato, por el que han sentenciado a un año y medio al hijo del presidente del Atlético de Madrid, Miguel Angel Gil Marín.

La Audiencia Nacional absuelve a los tres condenados de un delito societario continuado en su modalidad de falsedad contable del que venían siendo acusados dentro del denominado "caso Atlético". Además, los jueces exculpan a Jesús Gil y Gil y a Miguel Angel Gil Marín de apropiación indebida.

En cuanto a la responsabilidad civil, los magistrados condenan al presidenteal vicepresidente del Atlético de Madrid a "restituir" al club rojiblanco un total de 236.056 acciones.

Según fuentes jurídicas consultadas por Servimedia, esto significa que el juzgado deberá poner a disposición de los pequeños accionistas y propietarios originales los mencionados títulos, embargados por orden judicial desde el 29 de diciembre de 1999.

En esa fecha, el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional dictó un auto por el que decretó la intervención, secuestro y mbargo de las acciones del Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva, la administración judicial del club rojiblanco y el bloqueo de todas las cuentas y saldos tanto de la entidad deportiva como de Promociones Futbolísticas.

Ahora, "serán los pequeños accionistas quienes finalmente decidan qué hacer con el futuro del club", señalaron las mismas fuentes, que agregaron que, con este fallo, "Jesús Gil pierde el control del Atlético de Madrid".

No obstante, agregaron que el fallo no podrá ejecutase hasta que el Tribunal Supremo diga la última palabra, tras resolver los recursos de casación que, al menos Jesús Gil, presentará contra la sentencia y la declare firme.

Según consta en la sentencia, ambos deberán reponer la situación contable del club de fútbol "al estado anterior a la ficción (sic), cuando reflejaba una deuda de Jesús Gil con el club por un importe de 2.700 millones de pesetas".

La condena impuesta por la Sala de lo Penal está muy por debajo de lo que solicitaba el Fiscal Antcorrupción encargado del caso, Carlos Castresana: 17 años y medio de cárcel para Jesús Gil, 10 años, 6 meses y tres días de cárcel para su hijo Miguel Angel Gil Marín y otros 6 años y un día para Enrique Cerezo, por su gestión irregular al frente del club rojiblanco.

HECHOS PROBADOS

Los magistrados consideran probado que Jesús Gil y Enrique Cerezo se hicieron con la presidencia y la vicepresidencia del Atlético del Madrid en julio de 1987.

"Al acceder a la presidencia, Jesús Gil estaba decididoa hacer suyo el club, que entonces era una entidad deportiva, configurada legalmente como una acociación privada sin ánimo de lucro, que no podría repartir beneficios, y cuyo patrimonio en caso de disolución revertiría en la Comunidad de Madrid", dice el fallo. "Para ello, se dispuso a confundir el patrimonio del club con el suyo".

Al poco tiempo de haberse hecho cargo de la Presidencia del Atlético de Madrid, en julio de 1987, se comprometió con el Consejo Superior de Deportes a no incrementar el endudamiento ya existente del club rojiblanco, entre otras cosas.

En los años sucesivos, Gil anticipó algunas cantidades para la adquisición de derechos federativos de jugadores de fútbol de la plantilla del equipo.

En el marco de la confusión patrimonial, el presidente del Atletico de Madrid hizo que el club utilizara como propia una cuenta de Banesto, registrada en su contabilidad durante las temporadas 1989/90, 1990/91, 1991/92 y 1992/93, que constaqba como de titularidad del propio Jesús Gil.

Con cargo a esa cuenta se realizaban operaciones financieras autorizadas por Jesús Gil y Gil y su grupo de empresas, por las que éstas o el susodicho financiaban al club cuando necesitaba fondos.

Además, también se ralizaban operaciones derivadas de la actividad propia del club, tales como ingresos de taquillas, publicidad o televisión, pago de nóminas, adquisición o venta de derechos federativos de inscripción, pago a proveedores... etc.

LA CUENTA DE JESUS GIL

"De esta manera, el Club utilizba como propia una cuenta bancaria de la que era titular Jesús Gil, a través de la cual se realizaban los cobros y pagos propios de la actividad del club", dicen los jueces. "Cuando la tesorería no podía financiar su actividad, en lugar de pedir préstamos bancarios, Jesús Gil trasladaba fondos de otras cuentas suyas o empresas que controlaba o de origen desconocido" a la mencionada cuenta, "para evitar un saldo negativo o no financiable por la entidad bancaria".

Cuando la actividad del club generaba fndos suficientes, se trasladaba el exceso de tesorería a otras cuentas bancarias de su presidente o de empresas por él controladas, "contabilizándose dichas cantidades en una cuenta deudora que recogía las obligaciones de Jesús Gil frente al Club".

Además, se elaboraron dos escrituras públicas, una en enero de 1989 y otra en julio de 1990, por las que el club, representado por su vicepresidente, Enrique Cerezo, reconocía a su presidente una deuda por 1.986.945.700 pesetas y se constituía un derecho deprenda a favor de Gil sobre los derechos de adquisición y traspaso de trece jugadores del equipo, poder que luego se extendió sobre los treinta deportistas que componían la plantilla.

El día de la transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva, el 30 de junio de 1992, Gil y Cerezo se hicieron con el 95% del capital social, sin que ninguno de los dos hubiese aportado lo valorado en 1.950.255.200 pesetas correspondientes a tal desembolso, y ello "gracias a las deudas cuyo reconocimiento había logado, pese al compromiso que en su día había asumido de no reintegrarse más que con cargo a beneficios".

Para ocultar la falta de desembolso del capital social, Jesús Gil y su hijo Miguel Angel decidieron llevar a cabo tareas de "maquillaje de la contabilidad" a fin de evitar que apareciera cómo el patrimonio estaba por debajo del 50 por ciento del capital social, lo que legalmente hubiera implicado una causa de disolución, salvo que se redujera el capital, lo que no estaba permitido por la normativa sbre sociedad anónima deportiva.

FALSOS JUGADORES

Para cancelar la deuda de 2.700 millones de pesetas que Jesús Gil, a través de Promociones Futbolísticas, tenía con el Atlético de Madrid, pero sin reintegrar el dinero, Gil y su hijo otorgaron cuatro contratos por los que Promociones Futbolísticas (Gil padre) cedía al club (Miguel Angel Gil) los derechos económicos y de imagen de cuatro jugadores profesionales de fútbol que no eran tales y que tasaron en 2.740 millones de pesetas, cuando su valor de ercado era bastante inferior.

Otras de las maniobras que según los magistrados realizó Gil, junto con su hijo Miguel Angel, consistió en cargar a las arcas del Atlético de Madrid obras, suministros y servicios ajenos a la entidad.

Además, los jueces consideran probado que Jesús Gil y su hijo Miguel Angel hicieron suyos al menos 427.757.747 millones de pesetas correspondientes a los ingresos por ventanilla de los abonos de la temporada 99/00.

"No cabe descartar que el dinero retirado haya sid empleado para indemnizar a Antic y a Kunovac por la resolución de los contratos que les ligaban al Atlético como entrenador y ayudante de entrenador, y para el pago de parte del precio de adquisición del jugador Hasselbaink", matizan los magistrados.

EL INICIO

Este caso comenzó el 27 de julio de 1999, cuando el entonces titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, decidió admitir a trámite la querella que la Fiscalía Anticorrupción presentó ontra Jesús Gil y otras seis personas más por un presunto fraude que la Fiscalía Anticorrupción cifró entonces en 9.427 millones de pesetas.

(SERVIMEDIA)
14 Feb 2003
VBR