Así lo manifestó este viernes en un comunicado de prensa con motivo del Día Internacional de las Personas Cuidadoras, que se conmemora el 5 de noviembre.

En este contexto, indicaron que cuando se habla de alzhéimer, las miradas se centran más que todo en el paciente, en la persona diagnosticada, en los aspectos sociosanitarios vinculados y en la investigación biomédica. Sin embargo, recordó que el alzhéimer incide también sobre la persona cuidadora o familiar “que, de una manera u otra, es también afectado y presenta síntomas o déficits asociados directamente a la propia tarea del hecho de cuidar”.

Y es que, según explicaron desde la entidad, cuidar requiere mucho tiempo y dedicación y, a menudo, las personas cuidadoras se enfrentan a desafíos y obstáculos sin el apoyo que necesitan para superarlos. Por este motivo, es habitual que los cuidadores principales sufran alteraciones físicas, como fatiga o falta de sueño; psicológicas, como tristeza o desesperación; sociales, como aislamiento o falta de intimidad; e incluso económicas con dificultades en el ámbito laboral.

Por último, Ceafa recordó que las personas cuidadoras son, ante todo, personas, “y como tal, hay que tenerlas en cuenta para ofrecerle el apoyo que necesitan, y del que muchas veces no son conscientes, a lo largo de todo el proceso de la enfermedad: desde el momento del diagnóstico, durante la evolución de la enfermedad, hasta los posteriores momentos de duelo”.