Entre ellos había grupos de peregrinos preparados para cruzar la puerta santa de esta iglesia, uno de los templos jubilares de Roma este 2025, en el que se celebra el Jubileo de la Esperanza impulsado por el papa difunto. Otros indicaron a Servimedia que acudían "a una misa" que tenían prevista en alguna de las capillas para obtener la indulgencia plenaria de este tiempo jubilar, aunque la más llena era la que alberga el icono de la patrona de la ciudad, la Salus Populi Romani, la Virgen de la Salud.

Francisco quiso enterrarse junto a esa capilla y no en el Vaticano para estar cerca de la imagen de esta advocación mariana a la que tuvo gran devoción, y que solía visitar antes y después de emprender cada viaje. La última visita la realizó el pasado 12 de abril, antes de la Semana Santa.

Precisamente, a través de la puerta santa una larga fila se dirigía hacia la tumba de Francisco, que tenía una rosa blanca sobre la lápida y estaba custodiada por dos agentes de la Gendarmería. Tras una valla, los peregrinos aprovechaban los breves segundos que les permitían los vigilantes para captar alguna imagen con sus dispositivos móviles. Algunos de ellos se mostraban visiblemente emocionados.

La tumba de Francisco se ha convertido en "un gran reclamo" para visitar este templo, reconocieron los agentes de seguridad. Diariamente, se suman algunos "miles" de personas a las 70.000 que acudieron en la primera jornada tras el funeral del papa argentino.

"Fue un gran papa, seguro que también León XIV lo será", reflexionaban varias religiosas de hábito azul que rezaban junto al altar mayor. En uno de sus extremos, un trono papal presidía la escena.

No es de extrañar que Robert Prevost, el nuevo papa, visite la tumba de su predecesor, como ya hicieron los cardenales tras la muerte de Francisco. El papa León XIV ya se ha referido al legado de su predecesor en las pocas comparecencias que ha tenido desde que fue elegido 267º Papa de la Iglesia católica el 8 de mayo.