La sentencia, con fecha de 9 de marzo y a la que tuvo acceso Servimedia, estima parcialmente la demanda al considerar que en la atención y el control del paciente, ingresado tras un intento fallido de suicidio, no se detectó negligencia u omsión por parte del personal sanitario, "aunque fallaron los demás mecanismos de vigilancia y custodia".

El tribunal señala que el enfermo tendría que haber ocupado una habitación sin acceso al tejado, desde el que se precipitó a la calle y, "en cualquier caso, que la vigilancia no hubiera cesado al tiempo de retirarse aquél a la habitación para descansar".

La ausencia de estas precauciones, apunta la sentencia, "abstracción hecha del personal individualizado a quien debiera haber correspondido laadopción de las mismas", por vía de omisión recae en el centro hospitalario y, por tanto, en el Insalud.

Julio G.N. fue ingresado en el Hospital de Cruces (Baracaldo) el día 17 de octubre de 1990 tras intentar acabar con su vida metiéndose en la boca el tubo de una bombona abierta de butano. Desde Cruces se le trasladó dos días después al Hospital de Valdecilla, con un informe del psiquiatra que le atendió.

Ya en el hospital cántabro, donde se le comenzó a tratar su trastorno psiquiátrico, Julio .N. aprovechó la hora de retirarse a descansar para acceder al tejado y precipitarse al vacío.