Así lo remarcó la organización en un comunicado en el que recordó que, actualmente, las prácticas universitarias se podrían clasificar en dos grandes grupos, las que están asociadas a un plan de estudios, curriculares, y las que no, extracurriculares.

Por ello, el Consejo remarcó la necesidad de "un marco garantista" en el proceso de formación de los jóvenes y propuso canalizar este tipo de prácticas a través de figuras ya existentes como las prácticas curriculares o el contrato en formación.

El Consejo de la Juventud alertó de "algunos síntomas de esta mala praxis", como "la desregulación que suponen a muchos efectos, entre ellos que se puedan realizar estas prácticas sin un límite de tiempo, durante todo el grado universitario; que no hay obligatoriedad en que la práctica esté relacionada con los estudios realizados; la opacidad en torno al número total de personas en prácticas, lo que supone un desconocimiento total por parte de las instituciones y agentes sociales de posibles casos de fraude; la realización de un trabajo productivo en beneficio económico de las empresas en detrimento de la formación de las y los estudiantes; así como la falta de compensación a las personas en prácticas por su realización".