Según informó la Policía este lunes, las víctimas eran captadas en su país de origen por un clan familiar que les prometía trabajo en diferentes explotaciones agrícolas en España. Una vez llegaban al país, eran forzados a trabajar de lunes a domingo en jornadas de doce o más horas por un salario de 70 euros semanales. Vivían en un inmueble insalubre, rodeados de basura y durmiendo en colchones en el suelo. Alguna de las personas compartía esta vivienda con hijos menores de edad. Estos jornaleros sufrían amenazas constantes, les retiraban la documentación y les vigilaban para que ninguno saliera solo de la vivienda que les proporcionaron.

La investigación policial comenzó en enero cuando las autoridades rumanas pusieron en conocimiento de la Policía Nacional la presencia de un ciudadano rumano retenido contra su voluntad en un municipio de Sevilla.

Esto permitió y facilitó la localización de la víctima en un inmueble en Villanueva del Río y Minas, donde residían más temporeros de su misma nacionalidad. Tras este descubrimiento, continuaron con las indagaciones y lograron identificar a un clan familiar rumano especializado en la explotación laboral de personas.

La operación finalizó con un amplio dispositivo que permitió el arresto de 11 personas en diferentes localidades de Sevilla, además, se llevó a cabo un registro domiciliario en el que se intervinieron más de 1.800 euros en metálico y abundante documentación.