Al acercarse al lugar donde está dicho contador, percibió lo que calificó de "ruido sospechoso". Según relató al periódico Canarias 7, Andrés decidió aercar su oido para a continuación abrir el cajetín.

Al descubrir el enjambre salió corriendo de su domicilio para llamar a la Policía Local, que se personó en su casa constatando el peligro que suponía la existencia de tal cantidad de abejas, que posteriormente se calcularon en más de tres mil.

La policía pudo localizar a última hora a un apicultor de un pueblo vecino que consiguió atrapar a la abeja reina, meterla en un colmena móvil y trasladarla, con el resto de abejas, a un lugar más seguro. Esta es la época en que las abejas reinas más jóvenes abandonan sus colmenas originarias bucando la formación de un nuevo panal. Hace pocas semanas murió en una localidad cercana a Arucas un perro víctima de las picaduras ocasionadas por estos insectos.