Calor

La deshidratación por altas temperaturas compromete la salud articular

MADRID
SERVIMEDIA

El calor extremo, la deshidratación y el exceso de actividad física pueden pasar factura a músculos y articulaciones durante el verano, sobre todo en personas activas o que retoman el ejercicio en vacaciones.

Así lo advierte una revisión de estudios de Longevitas sobre el impacto de las altas temperaturas en la salud articular. De hecho, aseguró el experto en medicina preventiva y miembro del comité científico de Longevitas, el doctor Ángel Durántez, “las altas temperaturas aumentan el estrés oxidativo, favorecen microinflamaciones por esfuerzo y comprometen la recuperación si no se compensa adecuadamente”.

Una hidratación adecuada es esencial para mantener la integridad estructural de las articulaciones y los tejidos circundantes, ya que la deshidratación puede provocar un aumento de la rigidez y una reducción de la flexibilidad de los tejidos conjuntivos, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones durante las actividades físicas, tal y como aseguró una investigación publicada en la revista ‘European Journal of Sports & Exercise Science’.

Además, en el caso de los deportistas profesionales, la deshidratación también se relaciona con dolor en las articulaciones y los músculos, lo que ralentiza el ritmo de curación y aumenta las probabilidades de sufrir lesiones, según indicó un trabajo publicado en ‘The Therapist’.

NUTRICIÓN DIARIA

La carga repetida en articulaciones, especialmente en deportistas que entrenan en superficies duras, junto con la sudoración excesiva y una menor atención a la nutrición diaria, pueden ser un cóctel perfecto para la inflamación crónica de bajo grado.

Por ello, el ex deportista Aitor Ocio destacó la importancia de cuidarse en esta época del año. “El cuerpo tiene memoria. Cada entrenamiento, cada lesión, cada descanso mal gestionado... todo queda registrado. En verano es fácil bajar la guardia. Pero si no te recuperas bien, lo pagas en otoño”.

Ocio afirmó que “no hay que bloquear la inflamación como si fuera un enemigo, sino acompañar su resolución natural”. Frente al uso de antiinflamatorios clásicos que enmascaran el dolor sin resolver el origen, apostó por moléculas que facilitan la resolución endógena”.

VITAMINAS

Además, Ocio también destacó el papel del entorno metabólico: sin una base adecuada de micronutrientes, el cuerpo no puede reparar ni adaptarse con eficacia. En verano, la exposición solar no siempre garantiza niveles óptimos de vitamina D, especialmente en deportistas que entrenan a primera o última hora del día.

Además, la vitamina D3 modula la respuesta inflamatoria, regula la función inmunitaria y protege el hueso. La K2, por su parte, dirige el calcio hacia el tejido óseo y evita su acumulación en arterias y articulaciones. Y el magnesio bisglicinato, con alta absorción y buena tolerancia digestiva, sostiene la función muscular, previene calambres y facilita la síntesis de energía.

(SERVIMEDIA)
08 Ago 2025
ABG/pai