Tal y como informó este domingo la Guardia Civil en un comunicado, la operación se inició a raíz del testimonio de una de las víctimas, quien, con apoyo psicológico, reveló los abusos sufridos en diciembre de 2024. Este primer testimonio resultó "determinante", dado que ninguna de las demás víctimas había denunciado previamente.

A partir de ahí, y tras la recopilación de los primeros indicios de los hechos en marzo de 2025, los agentes iniciaron las actuaciones correspondientes para el esclarecimiento de lo ocurrido. Gracias a un análisis minucioso del contenido del teléfono móvil intervenido al detenido y en la obtención de múltiples declaraciones tanto de víctimas como de testigos, pudo esclarecerse lo ocurrido.

En concreto, tal y como explica el Instituto Armado, el método de actuación del presunto autor, identificado entre los menores bajo un apodo, era "altamente planificado y estructurado". En concreto, operaba en el entorno digital, como suelen hacer los agresores sexuales en internet, y empleaba "técnicas de manipulación emocional" para obtener material de contenido sexual y propiciar encuentros presenciales, que llegaron a materializarse en varias ocasiones.

El detenido combinaba "dos métodos de engaño especialmente eficaces": por un lado, utilizaba su identidad como supuesto mánager deportivo, presentándose como un profesional con contactos y ofreciendo a los menores falsas oportunidades de promoción, como pruebas en clubes de alto rendimiento, inclusión en bases de datos profesionales o difusión de sus perfiles en redes especializadas.

De este modo, lograba manipularles para "generar una deuda de gratitud que derivaba en la obtención de favores de carácter sexual, incluyendo la solicitud de material pornográfico o la concertación de encuentros íntimos", detalla la Guardia Civil.

IDENTIDADES FALSAS

Por otro lado, empleaba identidades falsas femeninas para ampliar su alcance y reducir las sospechas de los jóvenes. A través de estos perfiles en redes sociales, "introducía paulatinamente conversaciones de contenido sexual, solicitaba imágenes íntimas y enviaba material pornográfico, con el fin de normalizar estas conductas". Las víctimas relataron a los agentes que "mostraba insistencia reiterada en tratar temas sexuales y en requerir fotografías de carácter explícito".

Además, el detenido también se aprovechaba de su aparente posición de autoridad como representante deportivo para ejercer control sobre los menores, quienes, tal y como comprobaron los investigadores, "obedecían sus instrucciones sin cuestionarlas, incluso cuando estas se alejaban del ámbito estrictamente deportivo". De hecho, en el marco de esta investigación se detectaron perfiles falsos administrados por el detenido para captar nuevas víctimas, ofreciendo dinero a cambio de actos sexuales.

Durante el transcurso de las pesquisas, la Guardia Civil constató que el detenido había incumplido las medidas judiciales impuestas tras su primera detención. A pesar de la prohibición de ejercer actividades vinculadas con menores, organizó un viaje deportivo en el que participaban varios de ellos, explican. Así, una vez puestos los hechos en conocimiento de la autoridad judicial, el pasado 12 de noviembre fue nuevamente detenido, decretándose su inmediato ingreso en prisión por quebrantamiento de las medidas cautelares.

Al mismo tiempo, se practicó un registro domiciliario que permitió a los agentes incautar nuevos elementos de interés, actualmente sometidos a análisis.

Tal y como detalla la Guardia Civil, la Operación 'Fake manager', con un total de 61 víctimas identificadas, "subraya la importancia de concienciar a las familias y a los menores sobre los riesgos del denominado 'grooming'", esto es, "la manipulación intencionada por parte de un adulto para ganarse la confianza de un menor con fines de abuso sexual".