En la rueda de prensa posterior a la reunión ordinaria de la dirección federal del PSOE, el secretario de Organización, José Blanco, reconoció que la situación política en Cataluña había sido analizada, aunque eludió detallar los términos en los que se habían pronunciado cada uno de los dirigentes.

De hecho, Blanco aseguró que no había habido en la reunión pronunciamientos específicos sobre las últimas declaraciones de Maragall, en las que comparó las críticas a su gobierno con la situación vivida por una mujer maltratada.

El dirigente socialista prefirió reiterar que la preocupación esencial de todos los socialistas es que los vecinos del Carmen recuperen la normalidad y, en esa línea, agregó, trabaja la Generalitat, en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona y con el Gobierno central.

De esa premisa se deriva el respaldo que expresó Blanco en nombre de la dirección federal y que, según precisó después, es "sin matices", es decir, no condicionado, por ejemplo, a una rectificación de las acusaciones de involución autonómica que Maragall vertió contra algunos miembros del Ejecutivo.

A partir de ahí, Blanco reiteró la petición de la dirección federal del PSOE para que se rebaje la tensión política en Cataluña.

En este sentido, criticó duramente al ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, que acusó públicamente a Maragall de abrir una profunda crisis institucional, y que después desveló un contacto con un alto dirigente del PSOE sobre la reforma del Estatuto.

En opinión de Blanco, Pujol "tiene ganas de enredar", quizá por "mono de poder", que le lleva a "intentar sacar la cabeza diciendo cosas que no me consta que sean ciertas".

Igualmente, Blanco criticó la moción de censura presentada por el PP contra Maragall, de la que dijo que está "condenada al fracaso" y con la que los populares pretenden "sacar provecho partidista" de la situación y "atizar el fuego" de la tensión política.

En todo caso, Blanco mostró su confianza en que el debate de esa moción sea clarificador y que cada uno saque conclusiones mirando al futuro y recordando que los ciudadanos apostaron en las urnas por un nuevo gobierno que es, por tanto, "legítimo".